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Contenido y ceremonia en Moscú

Cuando un presidente de EE UU deja atrás manifestaciones antiamericanas en Berlín para ser recibido con alfombra roja en (...) Moscú, quiere decir que las reglas del juego han cambiado (...). Nadie discutiría que la guerra fría ha terminado, pero ¿supone esto el paso hacia una relación radicalmente nueva [de Moscú y Washington]? Todavía no.

Si una buena relación se mide por la capacidad de abordar asuntos complicados, la Cumbre Bush-Putin debe juzgarse por el número de veces que mencionen palabras como Irán, Irak, Chechenia, Estado de derecho, libertad de prensa, corrupción y libre comercio. (...) Algunos en Washington creen que Rusia es demasiado débil como para preocupar a EE UU o a los intereses occidentales. Pero Rusia es una potencia de 144 millones de habitantes con armas nucleares y una décima parte de la producción mundial de petróleo. Olvidarse de esto sería absurdo.

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