Los sindicatos rompen la negociación con el Gobierno y convocan la huelga general
Ni los sindicatos ni el Gobierno tenían al inicio de la reunión de ayer la más mínima fe en el éxito del encuentro. No daban un euro por el éxito de una reunión que únicamente escenificaba quien se forjaba una imagen pública de más negociador que el adversario. De tal intención, tal resultado.
Tras una hora y media de encuentro, los dos líderes sindicales dieron por roto el diálogo y anunciaron que 'la posibilidad que tenía Aznar de retirar su propuesta para evitar la huelga general corresponde ya al pasado'. La Administración había insistido en que era posible negociar, utilizando cuantas aportaciones hiciesen los sindicatos, pero sin retirar su propuesta, y las centrales insistieron en que no había negociación posible si no se retiraba formalmente y se descartaba la propuesta del Gobierno.
El secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, aseguró que 'la huelga general la hemos planteado como el cumplimiento de un derecho constitucional de los trabajadores, los parados y los ciudadanos en general, y en absoluto como una fórmula para ensombrecer la cumbre europea de Sevilla'.
Cándido Méndez, por su parte, lamentó que el Gobierno siguiese adelante con la reforma, porque 'supone un serio retroceso social y laboral para este país'. Preguntado por las posibilidades de éxito de la huelga, Méndez dijo que 'hay malestar; vamos a ganar esta batalla dialéctica y constitucional'.
El titular de Trabajo, que dejó claro en la reunión y conferencia de prensa que la decisión de mantener la reforma era 'del Gobierno y será el Consejo de Ministros quien la apruebe' cuando terminan los contactos institucionales, lamentó 'que se dé por cerrado un proceso de diálogo que ni siquiera se ha abierto de verdad; lamento estar ante una decisión predeterminada'. Comentó también que 'me cuesta creer que por la fecha en la que se convoca la huelga no se trata de una huelga política, que va a perjudicar la imagen de España'.
La batalla de los mínimos
Por lo que se refiere al siguiente conflicto en ciernes, la determinación de los servicios mínimos, los sindicatos aseguran que plantearán una propuesta razonable. El Gobierno, por su parte, afirma que tratará de garantizar 'el derecho al trabajo, la libre circulación de la ciudadanía y el cumplimiento de los mínimos'. Por otra parte, el vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy, consideró también ayer 'poco serio y poco razonable' el apoyo que han expresado los presidentes andaluz y extremeño, Manuel Chaves y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, respectivamente, a la convocatoria de huelga general para el 20 de junio, rechazando la valoración que hacen ambos sobre la reforma laboral que pretende aplicar el Gobierno cuando dicen que supondrá el desmantelamiento del Plan de Empleo Rural (PER) y el subsidio agrario.
El cambio de Aznar por Aparicio
Los secretarios generales de CC OO, José María Fidalgo, y de UGT, Cándido Méndez, anunciaron públicamente el lunes que sólo negociarían la reforma del desempleo y el futuro de la huelga general anunciada frente al presidente del Gobierno, en el Palacio de La Moncloa. Sin embargo, el anuncio se produjo por error, pues los dos secretarios generales ya se habían comprometido entre ellos a acudir a la reunión con el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, si el Gobierno admitía la posibilidad de un nuevo encuentro.
El error se produjo en la rueda de prensa que dieron los dos líderes sindicales el pasado lunes en Sevilla, tras el encuentro con Manuel Chaves y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Ante una pregunta, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, identificó directamente al presidente del Gobierno, José María Aznar, como el único capacitado para ello, puesto que 'es el primer responsable de esta situación como presidente del Gobierno'. Méndez obvió, por error, que si Aparicio aceptaba una reunión, deberían acudir a ella, como ocurrió ayer.