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Reforma

Prodi reivindica el liderazgo de la CE frente al plan de Aznar y Blair

La próxima ampliación de la UE hacia Europa del Este (prevista para 2004) exige, más que nunca, 'políticas comunes fuertes, pues son las que crean lazos políticos y económicos entre los Estados y redundan en ventajas importantes para el conjunto de la Unión'. La sentencia procede del documento que presentará hoy la CE, auténtico manifiesto del equipo de Prodi ante el debate sobre el futuro modelo de la UE.

El texto propone que el Ejecutivo comunitario asuma en el futuro la representación exterior, se convierta en garante del rigor fiscal de los países de la zona euro y coordine la política común en materia de inmigración, asilo y lucha contra el terrorismo.

Bruselas pasa así al contraataque después de varios meses escuchando propuestas de reforma institucional que apuntan inexorablemente hacia una gestión intergubernamental de la UE. El documento que se aprueba hoy constituye la aportación de Bruselas a la Convención sobre el futuro de Europa, que bajo presidencia de Valéry Giscard d'Estaing debe proponer el año que viene un nuevo modelo de gestión.

Pero la CE aspira también a defender su posición ante las reformas más perentorias sobre las que trabaja ya el secretario general de la UE, Javier Solana, y que abordarán el próximo mes los líderes europeos en la cumbre de Sevilla, cita final de la presidencia española.

Solana se decanta, precisamente, por el fin de esta rotación semestral de la presidencia de la UE, en favor, a corto plazo, de un mandato más largo (para uno o varios países) y, a largo plazo, por 'una sola voz' capaz 'de influir y pesar en el mundo'. El primer ministro británico, Tony Blair, y José María Aznar ya figuran entre los candidatos oficiosos a ese puesto singular.

Pero la Comisión de Romano Prodi defiende un camino bastante distinto. 'Una presidencia, rotatoria o más estable, no se encontraría en buen lugar para defender el interés general europeo', se leía ayer a última hora en el borrador de su documento.

Bruselas aboga, en cambio, por integrar las figuras del alto representante para la Política Exterior de la UE (puesto que ocupa también Javier Solana) y la de comisario de Asuntos Exteriores (el británico Chris Patten). 'La división actual, fuente de ineficacia, debe sustituirse por un centro de gravedad único (....) situado en el seno de la Comisión'. La simbiosis se encontraría siempre bajo el mando del presidente de la Comisión.

El documento también extiende los poderes de la CE en el capítulo económico, responsabilidad ahora del comisario Pedro Solbes. El Ejecutivo desea convertirse en el auténtico contrapeso político y en la voz única de la zona euro ante los foros internacionales (FMI, Banco Mundial, etc.). 'Es esencial que se disponga, en el centro [de la zona euro], de una instancia encargada (...) de asegurar la coherencia de las disposiciones adoptadas por los Estados'. ¿Qué instancia? 'Esta función recae de modo natural en la Comisión'.

Prodi desea que la CE pueda proponer unilateralmente señales de alerta como la que intentó lanzar en febrero sobre el déficit público de Alemania y Portugal, y que finalmente los ministros de Finanzas se negaron a refrendar. En el nuevo modelo, se exigiría la unanimidad para anular una propuesta de reprimenda comunitaria.

El Ejecutivo desea asimismo terminar con el carácter informal del Eurogrupo, el foro que reúne a los ministros de Economía de la zona euro. 'Sería útil una instancia formal de decisión'.

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