El imperio de la mencía
Los tintos de mencía conquistan a quien los prueba. De gran personalidad, reveladores del terruño, atlánticos, intensos, estructurados; en definitiva, sorprendentes
Al Camino de Santiago debe El Bierzo no sólo algunas de sus más preciadas joyas arquitectónicas o la incuestionable impronta cultural que la milenaria ruta ha dejado tras de sí. Por ese camino de peregrinos llegó la variedad dominante y diferencial de la comarca, la mencía, que adoptó como suya la tierra donde se implantó, generando unos vinos de corte muy europeo.
La expansión del viñedo vino propiciada por el desarrollo de los monasterios en la comarca. Siendo el vino elemento esencial para el culto, no resulta extraño que desde hace mucho tiempo El Bierzo tenga una especial relevancia vitícola. Tras siglos de producción y después de haber conseguido cierto renombre en mercados de Galicia y Asturias, la filoxera provoca una fuerte crisis, acabando con gran parte del viñedo berciano. Hoy, y con una recuperación paulatina muy secundada en la ardua labor cooperativista, El Bierzo goza del aval de una denominación de origen (creada en 1989) y del interés depositado por los grandes genios del vino que han iniciado un proceso sin retorno hacia la consolidación de la mencía como una de las grandes uvas de nuestro país.
Situémonos en el mapa. El Bierzo se encuentra al noroeste de la provincia de León, conformado por un conjunto de pequeños valles de montaña y una amplia y llana depresión, el Bajo Bierzo. Los suelos de la zona de montaña están constituidos por la mezcla de elementos finos, cuarcitas, pizarras, recibiendo las vegas las aportaciones de las laderas; tierras pardas perfectas para el cultivo de la vid. Con respecto al clima hay que detallar que El Bierzo posee unas condiciones muy especiales, de suaves temperaturas reguladas por cierta humedad. Se trata de una zona de transición de la meseta al Atlántico, lo que le proporciona mayor humedad que la registrada en la meseta pero la luminosidad propia de ésta. La pluviosidad alcanza un mínimo en verano y máximos en invierno, registrando unos 700 milímetros al año. Muchas horas de sol aseguran nuevamente la calidad del fruto.
El trabajo del viñedo en El Bierzo presenta bastantes dificultades debido a la accidentada orografía, a las malas comunicaciones y a la casi imposibilidad de mecanizar el campo por la presencia de suelos compactos y afloramientos rocosos. Aun así la producción es alta y la aportación reciente de estudios enológicos está generando una nueva forma de concebir sus vinos. El futuro de la comarca se basa en menor producción y mayor calidad, buscando en su variedad estrella, la mencía, toda la fuerza de color, estructura y acidez necesaria para convertirla en caldos magníficos.
Pasando al capítulo de la reglamentación específica impuesta por el Consejo Regulador, los vinos blancos sólo pueden elaborarse con las uvas doña blanca, malvasía, palomino o jerez y godello. El resultante son vinos pálidos, florales en aromas y bastante afrutados, unos blancos muy comerciales. Con respecto a los rosados, tan afrutados y aromáticos como los anteriores, se elaboran sobre la base de tres variedades, mencía, garnacha tintorera y palomino. Para los tintos, el consejo exige el empleo de la mencía (un 70% al menos) y la garnacha tintorera, produciendo unos vinos aterciopelados al paladar. La selección de vinos realizada sobre el amplio panorama de esta denominación nos traslada desde su bodega más clásica, la cooperativa de Cacabelos Vinos del Bierzo, hasta la rompedora Prada a Tope, que demuestra toda la fuerza juvenil de la mencía con un vino elaborado por el método de maceración carbónica. Junto a ellas, una crianza menor en roble elaborada por Bodegas y Viñedos Bergidenses, de corte familiar.
Prada a Tope Tinto Cosecha 2001
Prada a Tope ha basado su producción en mencía, procedente de viñedos plantados a 500 metros y en las laderas más soleadas. Querían poca producción pero de gran calidad, huyendo de productos no naturales. Todo bajo la supervisión de su enólogo Javier Vázquez. Un tinto de maceración carbónica de precioso color rojo cereza picota con ribete amoratado, vivo y brillante. En nariz despliega abundantes notas de fruta fresca junto a recuerdos herbáceos y un sutil fondo de regaliz negro. En la fase gustativa se muestra fresco, ligero y muy equilibrado. En el final de boca reaparecen los gratos recuerdos frutales percibidos en nariz. Muy buena persistencia final. Maridará a la perfección con carnes blancas guisadas o a la parrilla y con platos de legumbre estofada.
Bodega: Prada a Tope. Crianza: No tiene. Variedades: mencía. Cosecha: 2001. Temperatura de servicio: 12º C. Precio: 5,30 euros.
Señorío del Bierzo Tinto Reserva 1998
Fundada en 1963 por más de 600 socios, ya en su primer año de vida la bodega elabora la primera cosecha y se inicia así un proceso de crecimiento al que se suman nuevos elaboradores hasta llegar más de 1.200 socios. En total, más de 1.000 hectáreas de superficie que convierten a la bodega en líder en capacidad y extensión, así como en renovación tecnológica y comercial. Su Reserva del 98 presenta un color rojo rubí con ligero ribete picota. Muy aromático con tonos especiados y tostados procedentes de la crianza en madera muy bien ensamblados con los rasgos frutales. En boca se presenta pleno de matices gustativos, sabroso y bien constituido. Acompañará perfectamente platos típicos como el cocido berciano o el botillo.
Bodega: Vinos del Bierzo-Sociedad Cooperativa. Crianza: 28 meses en barricas de roble. Variedades: mencía. Cosecha: 1998 -buena-. Temperatura de servicio: 17-18º C. Precio: 9,40 euros.
Tégula Tinto Crianza 1999
Bodegas y Viñedos Bergidenses está situada en el corazón del Bierzo, en Cacabelos. Allí se encuentra la viña familiar, plantada en 1900. 12 hectáreas donde comparten protagonismo las dos uvas clásicas de la denominación, godello y mencía. Su tinto Tégula es el único vino con crianza de la bodega, monovarietal de mencía envejecido en barricas de roble americano durante seis meses. En su primer año en el mercado ha sido ya galardonado con el prestigioso premio Bacchus de Plata. Encontrará así un tinto color rojo picota de capa alta con ribete violáceo. Aromas limpios de mediana intensidad con recuerdos de crianza. En boca presenta un cuerpo medio, con buena acidez y madera bien integrada.
Bodega: Bodegas y Viñedos Bergidenses. Crianza: Seis meses en barrica nueva de roble americano. Variedades: mencía. Cosecha: 1999 -buena-. Temperatura: 16º C. Precio en bodega: 5,50 euros.