'Los planes oficiales sin dinero no sirven'
Con una dilatada carrera en el mundo empresarial, este madrileño de 57 años ha sido el verdadero artífice de la Federación de Industrias del Calzado y el aglutinador de un sector tradicionalmente caracterizado por la atomización
Trabajador infatigable, dinámico, emprendedor y con fama de contestatario en el sector empresarial, Rafael Calvo lleva 24 años vinculado al sector del calzado y desde 1992 es el presidente ejecutivo de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE). Funcionario del Cuerpo Superior de la Administración del Estado, es también presidente del Consejo Español de la Piel, vocal del Consejo Asesor del Instituto Valenciano de la Exportación (Ivex) y vocal del comité ejecutivo de la Cámara de Comercio de Alicante.
Desde sus responsabilidades en la patronal española del sector y en la Confederación Europea del Calzado (CEC), de la que fue presidente desde 1995 a 1997, ha apostado decididamente por la internacionalización de las empresas del calzado, impulsando planes y políticas de promoción dirigidas a potenciar la imagen del Made in Spain como garantía de calidad, diseño y moda, y a la apertura de nuevos mercados. æpermil;sta ha sido también su principal aportación tanto en la CEOE como en el Consejo del Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), al que perteneció como representante del sector privado durante los años 1999 y 2000.
Pregunta. Tras un año difícil, agitado por la desaceleración económica mundial y los atentados del 11 de septiembre, ¿cuáles son los desafíos de la industria española del calzado para el año 2002?
'La internacionalización empresarial implica también hacer una parte de la producción fuera del país, como ya están haciendo nuestros competidores'
Respuesta. Nuestra actividad depende en gran medida, como la de la mayoría de los sectores manufactureros, de la incertidumbre de las economías de los principales países de las exportaciones. æpermil;ste es un sector netamente exportador y vemos cómo el principal país de destino, que era Estados Unidos, está en una situación de crisis económica de la que sólo aparentemente está saliendo. Pero, además, en este país tenemos un problema añadido y es que el comercio está en manos de las importadoras, que hace unos años tomaron la decisión de comprar fundamentalmente a países de mano de obra barata como China y Brasil. Por otro lado, en el segmento de mercado donde podemos competir, el de gama media y alta, nos encontramos con el Made in Italy y el enorme esfuerzo que está haciendo el Gobierno italiano.
P. ¿Quiere esto decir que la Administración española no está haciendo el esfuerzo suficiente para apoyar la exportación, a pesar del recientemente aprobado Plan de la Moda?
R. Cuando se presentó el Plan Global de la Moda en La Moncloa, yo terminé mi intervención recordando que cuando se plantea una iniciativa de este tipo lo primero que tiene que haber son recursos presupuestarios para apoyarla y, si no, no sirven. Yo no tengo elementos de juicio para pensar que esto no vaya a ser así, pero lo cierto es que todavía no estamos concretando un desarrollo del plan que nos permita decir que de momento es útil. Al margen de esto, lo cierto es que el Made in Italy es muy difícil de superar.
P. Sin embargo, el sector ha vuelto a registrar un récord de exportaciones en el último ejercicio.
R. Sí, y ello a pesar de que todos sabemos el grave problema económico que está atravesando Alemania y de la crisis estructural en el mercado japonés. Lo que ocurre es que la política de la federación de diversificar mercados y potenciar la imagen de marca ha permitido cerrar el año pasado con un crecimiento del 7% en la facturación exterior. Ello ha propiciado que a pesar de la caída de Estados Unidos y Alemania, en Francia estamos empezando a obtener frutos de todo lo que hemos sembrado. México está creciendo de forma importante y también estamos recuperando en Rusia. Es decir, esa política de diversificación, de mercados, de potenciación de la imagen y de posicionarnos con nuestros productos en la gama en la que tenemos que estar nos ha permitido capear un temporal que, si estuviéramos en la época en que dependíamos casi exclusivamente de los americanos, el sector habría desaparecido.
P. Estas políticas ¿van a ser suficientes para mantener o superar los niveles de crecimiento en 2002?
R. Dentro de una situación de crisis, yo creo que hay que seguir apretándose el cinturón en todo lo que nos resta del año, porque yo no soy de los que piensan que en el segundo semestre va a haber recuperación. En mi opinión, para los sectores manufactureros como el nuestro la recuperación va a llegar en los primeros meses de 2003, no antes. A pesar de ello, soy optimista en el sentido de que tenemos las ideas muy claras, las estrategias bien definidas y que, incluso en la peor época de la crisis, que ya hemos pasado, no hemos salido nada mal.
P. Es cierto que el calzado es un sector netamente exportador y uno de los pocos en España que tiene saldo positivo en su balanza comercial. Sin embargo, son muy pocas las empresas que se han implantado fuera de nuestras fronteras. ¿Es la internacionalización una asignatura pendiente?
R. La internacionalización, en un sentido amplio, es hoy una de mis grandes preocupaciones. En una economía globalizada debemos aprovecharnos de las ventajas que ésta ofrece, como obtener la mejor financiación en el mejor sitio, el mejor aprovisionamiento en el mejor mercado, la mejor distribución posicionándonos en los países donde debamos estar... En definitiva se trata de impulsar la inversión exterior de las empresas, que, en nuestro sector, debe realizarse especialmente a través de la cooperación empresarial. Nosotros estamos trabajando ahora en este campo y acabamos de crear, junto con el Instituto Valenciano de la Exportación, un show room en Shanghai, en el que van a estar de forma permanente determinadas firmas y que va a servir para impulsar la introducción, muy apoyada, de las empresas que lo deseen en el mercado chino. Para mí, insisto, la cooperación es vital y desde la federación estamos preparando también un Plan de Cooperación con Túnez, con Rumania y también con México.
P. En el sector textil se está produciendo ya el fenómeno de la deslocalización, es decir, muchas empresas están trasladando sus centros de producción a Marruecos y a otros países del Norte de África. ¿Es éste el modelo a seguir?
R. Yo la cooperación la entiendo en sentido amplio, y ello implica también hacer fuera una parte de la producción, fundamentalmente aquella que tiene un mayor componente de mano de obra y un menor valor añadido. En definitiva, el discurso que mantengo, y que los sindicatos han asumido también ahora, es que lo importante es mantener la empresa abierta y con beneficios, porque al empresario no le puedes obligar a mantener las fábricas abiertas a la fuerza y en situación de pérdidas. Pero, además, es que nuestros competidores ya lo están haciendo así.
P. Al margen del Plan Global de la Moda, el resto de los recursos e instrumentos de apoyo a la internacionalización ¿son suficientes y adecuados?
R. El Icex está cumpliendo un papel importante, pero también hay otros organismos que están realizando una labor importante en apoyo de la internacionalización, como las Cámaras de Comercio o los organismos de promoción exterior de las comunidades autónomas. Lo que tenemos que hacer los sectores es exigir y propiciar que estas instituciones actúen de forma complementaria y coordinada. Eso es lo que estamos intentando hacer en el sector del calzado, que se puedan hacer planes de promoción verdaderamente sectoriales, nacidos desde los propios sectores exportadores para potenciar el conjunto y que esos planes se vean apoyados complementariamente desde todas las instituciones con competencias en promoción exterior. Esto para mí es vital.
P. Y al margen de la actividad exportadora, ¿se está apoyando eficazmente la implantación en el exterior?
R. Aquí es donde, quizás, observamos más carencias. Cooperación es algo más que organizar foros empresariales. Cooperación es dar respuesta y apoyo a planes de cooperación sectoriales, y aquí no hemos encontrado ningún apoyo del Icex. Es más, cuando nosotros hemos impulsado planes de este tipo, hemos tenido que acudir al Ivex valenciano.
P. Además de la internacionalización, el segundo factor determinante en la competitividad de las pymes son las nuevas tecnologías. ¿Están contentos los sectores y sus empresas con los apoyos e iniciativas del Ministerio de Ciencia y Tecnología, como el reciente Plan de Competitividad?
R. Yo, aquí, sólo puedo hablar de mi sector y tengo que decir que hemos obtenido un apoyo importante de la Dirección General de la Pequeña y Mediana Empresa, del Ministerio de Economía y lo agradecemos mucho. A raíz de eso, hemos tenido una reunión con los responsables del Ministerio de Ciencia y Tecnología para trasladarles nuestras carencias, preocupaciones, objetivos y en qué área nos deberían de ayudar, y en función de eso hemos presentado unos proyectos, que todavía están sin decidir.
P. Finalmente, ¿podemos afirmar que se han superado ya los obstáculos derivados de los desequilibrios macroeconómicos y las desventajas fiscales que lastraban la competitividad internacional de las empresas españolas?
R. El entorno fiscal y de Seguridad Social en que se mueve hoy la empresa española ha mejorado sustancialmente y esa excusa ya no la tenemos. Lo que si se hace necesario ahora es ser más operativos en relación con las realidades sectoriales, es decir, los sectores tenemos el reto de saber adónde queremos ir, qué estrategias tenemos y que apoyos pedimos. Y, por su parte, lo que tienen que tener muy claro los responsables de los distintos departamentos ministeriales de la Administración del Estado es que en este país hay un grupo de sectores que son los que tiran de la exportación, y a los políticos y funcionarios les corresponde conocer perfectamente cada uno de esos sectores y apoyarlos a través de planes consensuados a medio y largo plazo para evitar que, como ha ocurrido en ocasiones, te apoyen un año y luego te dejen colgado. Después, y en segundo plano, debería haber una segunda ventanilla para ocuparse de las empresas en particular, pero, insisto, en la prioridad de los sectores.