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Perfil de éxito
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Un samurái en el imperio de la moda

Yuri Lambea es el propietario y gerente de Monreal y Mercader, empresa innovadora y especializada en la confección de prendas de piel para mujer. Ha logrado duplicar su facturación en un trienio sin ayudas oficiales y lejos de las grandes pasarelas de moda

Original hasta en el eco ruso de su nombre, el zaragozano Yuri Lambea creó, en 1996, Monreal y Mercader, una empresa dedicada exclusivamente a la confección de prendas de piel para mujeres. El negocio no podía tener un carácter más familiar, ya que su mujer, Nines Gil, compartía la gerencia y, por supuestos, los múltiples riesgos que se auguraban para la aventura de crear una compañía de moda en Zaragoza, una capital alejada de las grandes pasarelas y donde las ayudas oficiales, al revés de lo que ocurría en la emergente Galicia, brillaban por su ausencia.

Para Yuri existía también un reto muy particular. Su empresa suponía una innovación radical respecto al negocio textil de tradición familiar, que había sido cerrado con motivo de la jubilación de su padre. Aunque su vocación de diseñador permanecía intacta, el joven empresario aportaba nuevas ideas para revitalizar un sector textil aragonés caracterizado mayoritariamente por competir a base de externalizar actividades productivas para conseguir precios muy bajos. Una dinámica que implicaba los menores costes laborales posibles y la reducción a la mínima expresión de los trabajadores fijos.

Yuri Lambea cambió radicalmente este tipo de planteamientos al asumir la confección de unos diseños, efectuados por él mismo, en los que el precio final no se considera hasta que la colección no ha sido acabada. Ello suponía limitar extraordinariamente el mercado potencial y obligarse a competir en base a una originalidad y calidad fuera de lo común. La restricción a un mercado de alto poder adquisitivo ha supuesto también un efectivo blindaje contra las oscilaciones en la demanda provocadas por la ralentización de la economía. Paralelamente, en Monreal y Mercader se implantó la norma de destinar los beneficios a la creación de nuevos empleos.

Ha consolidado una densa red comercial, con 250 puntos de venta, 190 localizados en España, y los 60 restantes, en el extranjero

Contra el pronóstico de los agoreros, la fórmula ha funcionado, proporcionando unos resultados verdaderamente espectaculares. En los últimos tres años, las ventas de la empresa zaragozana han pasado de los 1,5 millones de euros obtenidos en 1999 a los cuatro millones ingresados en el último ejercicio. Pero lo más sorprendente ha sido el éxito internacional de esta pequeña empresa innovadora. El año pasado, Monreal y Mercader logró introducir sus prendas en Japón, considerado el mercado más duro del mundo para la industria de la moda, y cerrar operaciones por un importe cercano al medio millón de euros.

Lo curioso es que este éxito internacional lo ha conseguido esta pyme con todos los elementos en su contra. En primer lugar, su alejamiento geográfico de Madrid y Barcelona, los grandes centros de moda tradicionales, parece haber sido determinante para acarrear la mayor frustración de Lambea: la marginación de sus colecciones de la Pasarela Cibeles, a pesar de la aceptación cosechada ante la clientela más exigente.

En segundo término, la originalidad de su planteamiento empresarial ha privado a Monreal y Mercader de las ayudas oficiales que han contribuido, por ejemplo, a convertir a Galicia en una potencia emergente en el mundo de la moda. 'Yo pienso que no debieran existir subvenciones oficiales para ninguna empresa, porque así se distinguirían los buenos de los malos planteamientos', señala Lambea. 'Pero lo cierto es que unas empresas disfrutan de subvenciones y otras carecemos de ellas, lo cual supone una evidente desventaja a la hora de competir en un mercado crecientemente globalizado y al cual todos dirigimos nuestras ofertas'.

Yuri Lambea ha modificado sustancialmente el esquema productivo que ha venido operando tradicionalmente en el sector textil. La completa externalización de actividades adoptada por un gran número de empresas españolas ha sido sustituida por un esquema en el que el 60% de las tareas de corte y confección se realiza dentro de la propia fábrica, reservando únicamente el 40% restante para los encargos a talleres auxiliares.

Frente a la dinámica, muy extendida tradicionalmente en el sector textil, de competir por precio a través de la externalización y ajustes de plantillas, la empresa zaragozana reinvierte sus beneficios en la creación de nuevos puestos de trabajo. Para Yuri Lambea, esta forma de hacer las cosas constituye un rasgo distintivo de la empresa y el acierto más satisfactorio.

El empresario zaragozano considera que 'la originalidad en el diseño, la calidad de producto y la seriedad en el servicio son claves en nuestro negocio. Hemos tocado mercados tan dispares como Finlandia, Alemania, Italia o Perú y hemos crecido en todos. Ahora, las exportaciones representan más del 25% de nuestras ventas. Y eso es muy importante dentro de la situación actual, en la que verdaderamente el mercado es único y, a la postre, la cuota que pierdas al lado de tu fábrica vas a tener que ganarla en Finlandia o Japón. Nuestra mayor satisfacción es que, partiendo prácticamente de la nada, hemos creado empleo y hemos demostrado la capacidad para abrir nuevos mercados sin ayudas de nadie. Lo cual no deja de proporcionar una cierta seguridad de cara al futuro'.

De momento, Yuri Lambea se propone dar a conocer sus diseños en todo el mundo. Para ello, su agenda incluye la participación en ferias que van desde Düsseldorf a la Ifema madrileña. Y, por supuesto, ha consolidado una densa red comercial, con 250 puntos de venta, de los que 190 se localizan en España y los 60 restantes en países extranjeros.

En la actualidad la empresa cuenta con una tienda propia en Zaragoza, pero su proyecto es abrir nuevos locales en Madrid, Barcelona o Valencia, para reforzar su presencia en todos los grandes núcleos de población de España. La vocación de Monreal y Mercader es lograr un puesto entre las primeros firmas de la moda y está poniendo todas sus ganas en el empeño. 'Porque en este mundillo', subraya Lambea, 'o triunfas o desapareces del mapa'.

Puente de mando

 

La empresa Monreal y Mercader fue creada en 1996 por Yuri Lambea y su mujer, Nines Gil, en Zaragoza. La firma está especializada en la confección de prendas femeninas de piel. A pesar del alejamiento geográfico de los grandes centros de moda (Madrid, Barcelona y Galicia), el crecimiento de las ventas ha sido imparable, duplicando ampliamente la facturación (de los 1,5 millones de euros de 1999 a los cuatro millones de 2001) en el último trienio. La originalidad y calidad de sus diseños enamoran en Japón, seguramente el mercado más difícil del mundo para la moda española.

 

 

 

 

 

 

Red comercial sólida Una de las razones del éxito de Monreal y Mercader estriba en su magnífica red de distribución. La empresa coloca sus productos a través de 250 puntos de venta, de los que 190 están ubicados en España, y el resto, en los mercados exteriores. Además cuenta con una tienda propia en Zaragoza y proyecta la apertura de otros establecimiento en Madrid.

 

 

 

 

 

 

Calidad, ante todo Yuri Lambea considera que la calidad constituye un elemento esencial para la apertura de nuevos mercados. Si el producto es deficiente, puede obtenerse un éxito momentáneo engañando al cliente, pero resultará imposible mantenerse a medio plazo. La consecución de la ISO 9001 constituye un objetivo muy querido por la empresa.

 

 

 

 

 

 

Motor de empleo Frente a la práctica común del sector, de competir por precio a través de la externalización, Monreal y Mercader apuesta por invertir en empleos.

 

 

 

 

 

 

Reinversión Monreal y Mercader ha implantado la realización de colecciones de moda sin estar condicionadas por el precio final y la continúa reinversión de beneficios en la modernización del proceso productivo y la creación de nuevos puestos de trabajo. Esta forma de hacer las cosas es uno de los distintivos de la empresa.

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