El jurista Díaz Picazo critica la creación de juzgados de lo mercantil
Ignacio Díaz Picazo, catedrático de la Universidad Complutense, afirma que el proyecto de crear juzgados de lo mercantil es 'producto de una idea cuyo único fundamento es que se repite mucho'. El proyecto se suele justificar apelando a la necesidad de mayor interdisciplinariedad, pero este profesor opina que especialización e interdisciplinariedad son dos palabras 'que se dan de tortas'. En su opinión, lo que hace falta son jueces con una vasta cultura legal.
Además, dice, es incongruente que se vayan a crear juzgados especiales para los procesos concursales (la parte más grave de la litigiosidad mercantil) justo cuando por fin se aclara y simplifica la ley y mientras se tiende a una profesionalización de los interventores que hace innecesarios los jueces especiales.
Díaz Picazo opina que el verdadero problema es que en nuestra práctica forense hay demasiada jurisprudencia, exceso de teorías y doctrinas, y que los errores se producen porque se olvidan los aspectos fácticos del caso, los hechos en sí mismos. Además, según él, los jueces mercantiles darían lugar a una concentración de poder en pocas manos y a la aparición de jueces estrella, como pasó en su día en Francia y en Italia.
En muchos países se pone en cuestión incluso la idea de que la mayoría de los jueces deban ser profesionales del derecho. En Reino Unido hay 30.000 jueces no profesionales contra 2.000 que sí lo son, y los primeros acumulan el 90% de la litigiosidad civil. Pasa igual en Suiza, y en Francia o en EE UU hay fórmulas mixtas. Frente a los países con una historia relativamente autoritaria, como España, Italia o Alemania, las naciones más liberales y demócratas tienen jueces menos profesionalizados que funcionan bien, de modo que cabe dudar de que en España convenga una especialización aún mayor.
En 2000 sólo hubo en España 600 procedimientos concursales y Díaz Picazo explica que los juzgados mercantiles no acumularían más del 5% de la litigiosidad civil, lo que prueba que invertir en su creación sería antieconómico.