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La enoteca

Vinos para sibaritas

Parece imposible que en las tortuosas laderas del Priorat la vid encuentre asiento. Pues no sólo crece sino que genera vinos extraordinarios, tan deseados como caros

El Priorat ha sido, durante años, sinónimo de grado alcohólico. Hoy también es sinónimo de calidad. Fue quizá la fundación del monasterio de Escaladei lo que fomentó el desarrollo de la zona y su asociación al vino de misa. El auge llegó en los siglos XVIII y XIX, cuando sus vinos empezaron a exportarse para dotar de color a los mostos de otras zonas. Llegó la desamortización en 1835 y con ella el inicio del declive. No será hasta hace apenas 15 años cuando jóvenes bodegueros vuelcan esfuerzos e inversiones en estas tierras agrestes y comienza la reconversión hacia un verdadero milagro vinícola. En poco tiempo los especialistas han depositado toda su confianza en el futuro de esta región aislada y despoblada y sus vinos se han convertido en las joyas más codiciadas de nuestro panorama enológico.

La Denominación de Origen Calificada Priorat (la categoría de Calificada fue otorgada muy recientemente) ampara una pequeña comarca vitivinícola en la provincia de Tarragona. Una tierra de imposibles paisajes, de escalones cortados en la montaña, de suelos pedregosos de pizarra y de vinos absolutamente únicos. Ha sido la ardua labor del hombre la que ha hecho posible el desarrollo vinícola. Las viñas crecen protegidas por murallas hechas a mano o aprovechando la disposición de las abundantes rocas que permiten la fijación del terreno en sus múltiples laderas. El suelo está formado por las denominadas llicorelles, pizarras oscuras, de color gris jaspeado que cubren toda la superficie, una batalla más a librar para conseguir cultivar sobre ellas la viña, impidiendo por completo la mecanización.

Estas dificultades son el secreto del Priorat. A diferencia de esos terrenos fértiles que llenan el otoño de abundante fruto, esta comarca, con sus múltiples limitaciones, produce unas cosechas muy limitadas de una altísima calidad: más color, más tanino, más grado, mejor vino… Aquí se consiguen unas joyas inigualables desde las variedades garnacha y cariñena, uvas tradicionales en Cataluña emparentadas con las grandes carignan y grénache del Hermitage y de Châteauneuf-du-Pape, que muchos comparan en calidad a los grandes vinos de Priorat. Hoy al panorama varietal se ha unido el cabernet sauvignon, la merlot y la syrah, uvas que mezcladas con la garnacha han contribuido a crear los grandes vinos que nos ofrecen desde este rincón perdido del noreste peninsular.

Las dificultades del terreno se traducen en una escasez de bodegas, aunque la revelación de esta comarca en los últimos años ha animado a numerosos elaboradores que siguen el camino de visionarios como Álvaro Palacio con sus exitosos L'Ermita y Finca Dofí, Pere Rovira en sus 125 hectáreas de Viticultors Mas d'en Gil o la familia Pérez Ovejero, a través de sus bodegas Mas Martinet y Vall-Llach, esta última de propiedad compartida con el músico Lluís Llach.

Protegida por el macizo del Montsant, la zona goza de un clima templado, con influencia marítima mediterránea y sometida a vientos secos del noroeste. La temperatura media anual ronda los 15º C, con grandes oscilaciones térmicas que llevan en verano a rozar los 40º C de día y los 12º C durante la noche. Además, esas tierras pizarrosas que acogen la cepa se calientan alcanzando hasta los 90º C y lo guardan durante la noche, una característica que aumenta todavía más la calidad del vino. Las precipitaciones están en torno a los 450 mm anuales, con casi 3.000 horas de sol al año.

El Priorat ofrece así vinos de alta concentración que han conquistado los mercados más sibaritas. Sus blancos, rosados y tintos (son estos últimos los que han alcanzado mayor prestigio y difusión) rebasan fácilmente los 13,5 grados.

Clos Fontá Tinto. Cosecha 1999

 

Propiedad de Pere Rovira, Viticultors Mas d'en Gil posee 125 hectáreas de viñedo cultivadas en terrazas en las laderas de Priorat, una cifra colosal para esta tierra tan agreste. De producción muy limitada (10.266 botellas), Clos Fontá saca lo mejor de las variedades típicas de Priorat (garnacha y cariñena) con un toque de cabernet sauvignon. Un magnífico tinto color picota madura de capa muy alta con ribete morado intenso. En nariz presenta aromas de muy buena intensidad y gran calidad, donde aparece una gran concentración de fruta. En boca es seco, potente, con los taninos del vino perfectamente ligados con la madera. Será perfecto acompañante de platos de caza, como la becada asada o guisos como el rabo de toro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Viticultors Mas d'en Gil. Crianza: 12 meses en barricas de roble francés. Variedades: garnacha, cabernet sauvignon y cariñena. Cosecha: 1999 -muy buena-. Temperatura: 17º C. Precio: 33 euros.

Finca Dofi Tinto. Cosecha 1999

 

Perteneciente a una familia de pasado vinícola, Álvaro Palacios decidió labrar su futuro, convencido del potencial de estas agrestes tierras. Y así nació en 1989 su bodega, en la que se elaboran magníficos tintos procedentes de sus fincas, Finca Dofi y Les Terrases. De la primera es este vino color rojo cereza picota muy madura con ribete cardenalicio. En nariz presenta elegantes y complejos recuerdos de fruta negra madura, notas minerales, recuerdos de maderas nobles y suaves ecos tostados sobre un elegante fondo balsámico. En boca se muestra estructurado, con gran amplitud y volumen. Uno de los grandes vinos del mundo que acompañará platos de caza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Álvaro Palacios. Crianza: 16 meses en roble francés. Variedades: cavernet sauvignon, garnacha tinta, cariñena, syrah y merlot. Cosecha: 1999 -muy buena-. Temperatura de servicio: 18º C. Precio aproximado en bodega: 54 euros.

Vall-Llach Tinto. Cosecha 1999

 

La bodega es el resultado de la unión de saber enológico de la familia Pérez Ovejero y el arte de Lluís Llach. Vinos de magnífica calidad que se crían en tonelería de prestigio, como este tinto, con un atractivo color rojo cereza picota madura con ribete amoratado, vivo y brillante. En nariz se muestra complejo y elegante. En un primer momento desvela notas de reducción de la serie animal, más tarde se despliegan recuerdos de madera tostada de cedro, ecos de regaliz negro, recuerdos especiados, cerrando el recorrido aromático con toques frutales. En la fase gustativa es potente, expresivo y con volumen. Uno de los prioratos con más personalidad y futuro. Acompañar con guisos tradicionales y carnes de caza mayor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bodega: Celler Vall-Llach. Crianza: 17 meses en roble nuevo francés de grano fino. Variedades: merlot, cariñena y cabernet sauvignon. Cosecha: 1999 -muy buena-. Temperatura: 17º C. Precio: 54 euros.

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