Buenos Aires, una ciudad empobrecida

La ciudad de Buenos Aires ha venido padeciendo tropiezos que complicaron su situación financiera y, asimismo, han desmerecido gravemente su fisonomía. El porvenir de la metrópoli, que aparentaba ser venturoso en las épocas (...) del déficit cero y el superávit presupuestario -mantenido (...) a costa de la no ejecución de partidas-, se ha tornado oscuro por la inacción de las autoridades y de las irregularidades administrativas reñidas con elementales normas de buen gobierno (...). Los desoladores cuadros urbanos se ven agravados por la disminución de las obras públicas -el área estaría ejecutando tan sólo el 25% de su presupuesto(...)-. No se está hablando de un conglomerado urbano de escasa cuantía, sino de una urbe que se encuentra entre las más importantes del mundo; que es la capital de la Argentina, y cuyo presupuesto (...) es el tercero del país, pues apenas lo superan el nacional y el de la provincia de Buenos Aires. Era muy difícil que la ciudad hubiera logrado mantenerse al margen de la gravísima crisis que tiene postrada a toda la nación (...). Es incomprensible que las autoridades hayan salido a negociar el refinanciamiento de los bonos Tango para evitar incurrir en default, a solicitar créditos para abonarles el aguinaldo a los agentes públicos, a poner en práctica cronogramas escalonados de pagos de salarios, a pergeñar la frustrada emisión de bonos, previstos al estilo de los provinciales y, además, a afrontar el paulatino desabastecimiento del sistema de salud pública. Mientras, el Banco Ciudad ha visto disminuido su patrimonio al participar en el desfavo-rable megacanje de bonos de la deuda pública.