La Europa de los extremos
Europa, al final de los noventa, era mayoritariamente socialdemócrata. La UE se ocupaba en buscar un equilibrio justo entre la necesidad de producir riqueza y el imperativo de su redistribución (...). Defendía un modelo social europeo (...). Hacía el euro, después de la caída del muro de Berlín; se preparaba para la llegada de los países de Europa Central y del Este (...). La Europa socialdemócrata no ha fracasado y eso debería consolar a Jospin (...). Se han avanzado explicaciones de la caída de la socialdemocracia. Pero hay un tema común que parece dominar: la inmigración (...) [que] obliga a repensar el viejo Estado providencial, pone en un brete la cohesión (...) y desata (...) fantasmas (...). La extrema derecha no da soluciones o son inaceptables. La socialdemocracia debe reinventar, rápido, un modelo de integración.