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Espectáculos

Mágico 'Saltimbanco'

Vestuario y máscaras de colores, música cautivadora y 50 artistas en acción. La magia del Cirque du Soleil vuelve a España con 'Saltimbanco'. El espectáculo se estrena el próximo viernes en Barcelona y en octubre llegará a Madrid

Saltimbanco es una palabra italiana antigua que significa artista callejero. También, el sexto espectáculo de Cirque du Soleil y el primero que llegó a la escena internacional. Ocurría en 1992 y desde entonces más de 5,5 millones de personas lo han presenciado en cuatro continentes. Saltimbanco, considerado como una celebración de la vida y un antídoto contra la violencia del siglo XX, llegará el próximo viernes a Barcelona y a partir del 31 octubre levantará su carpa en Madrid.

Es el tercer espectáculo que Cirque du Soleil trae a España, tras Alegría (1998) y Quidam (2000). Los que se perdieron alguno de éstos tienen la oportunidad de disfrutar de uno de los espectáculos más genuinos y mágicos de Cirque du Soleil a decir de sus incondicionales. Sus números combinan acrobacia de alta categoría con belleza magistral. Con vestuario y máscaras de colores vivos que recuerdan al estilo de la Commedia dell'Arte y al ritmo de una música cautivadora en vivo, la troupe de Saltimbanco lleva al espectador a un viaje a través de danzas, acrobacias, malabarismos, columpios y trapecios. Saltimbanco lo ponen en escena 55 artistas, algunos de otra generación, como el niño que aparece en el primer número, Adagio, y que desempeña el papel de payaso en miniatura, que tenía seis años cuando se estrenó el espectáculo y que ahora, 10 años después, ha sido sustituido por otro.

El equipo creativo de Saltimbanco se inspiró en la noción de urbanidad. La ciudad, el entorno urbano, la gente que vive en él, las señales, los rastros, los lugares de encuentro, los puntos de intersección, los caminos paralelos, las distintas culturas... La ciudad imaginada es luminosa y llena de esperanza. Cada miembro del equipo, el director Franco Dragone (Premio Obies y de la Crítica de Los Ángeles), el director creativo Gilles Ste-Croix, el diseñador de decorados Michel Crête, la diseñadora de vestuario Dominique Lemieux, la coreógrafa Debra Brown, el compositor René Dúpére, el director artístico Pierre Parisien, el director de iluminación Luc Lafortune y los diseñadores de sonido François Bergeron y Jonathan Deans, aportó, discutió y juntó sus ideas. El resultado: 10 números (Adagio, Los mástiles chinos, Doble alambre, Malabarismos, Boleadoras, Columpio ruso, Dúo trapecista, Sólo de trapecista, Mano a mano y La cuerda elástica) que la crítica eleva a la categoría de poesía.

Cirque du Soleil fue fundado en Quebec en 1984 por Guy Laliberté, un artista polifacético -acordeonista, caminante con zancos y tragafuegos- que descubrió y pulió a más de 70 artistas para su causa circense. Actualmente trabajan para la compañía más de 2.400 personas, de ellos más de 500 artistas, con una edad media de 34 años, en más de 40 países. Desde el primer estreno, Cirque du Soleil, cerca de 30 millones de personas han visto alguna de sus producciones y según las cifras de la compañía en un fin de semana cualquiera del pasado año 50.000 personas asistieron a alguno de los 12 espectáculos creados.

Cirque du Soleil mantiene actualmente en gira cuatro producciones, Alegría (Asia-Pacífico), Quidam (Norteamérica), Saltimbanco (Europa) y Dralion (Norteamérica), y exhibe otras tres en escenarios fijos en EE UU: Mystère, en el Teatro de la Isla del Tesoro de Las Vegas; O -un espectáculo acuático- en el complejo turístico Bellagio también de Las Vegas, y La Nouba, en el Walt Disney World de Orlando (Florida). Su última producción, Varekai, en cualquier parte, en lenguaje romaní, se podrá ver el próximo 27 de junio en Quebec. Un tributo al histórico espíritu nómada del circo.

La respuesta oriental al canadiense Cirque du Soleil

 

Circo viene del latín circus, la palabra que designaba el escenario romano donde se originaron muchos de los números que pueden verse en una función circense. Los más característicos y atrayentes, sin duda, las funciones con animales, herencia de los circos romanos, donde la inteligencia humana se mide a la fuerza bruta animal.

 

 

 

 

 

 

 

Pero los números con leones, elefantes, caballos, o focas amaestradas de los gigantescos circos rusos o americanos poco tienen que ver con el Cirque du Soleil o su respuesta oriental, Asiana, el Gran Circo Asiático. El circo se nutre de artistas procedentes del Gran Circo Estatal de China, el Circo Nacional de Corea del Norte y el Circo de Mongolia Central, todos formados en escuelas estatales.

 

 

 

El espectáculo, que pudo verse el pasado año en Barcelona, abre con el números de los soldados de terracota, inspirado en las figuras de terracota del siglo III a. C. descubierto por casualidad en China en 1974, que en manos de Asiana se ha convertido en un número de acrobacia en el que soldados-acróbatas bajan y saltan de pértiga en pértiga en una particular batalla y que les valió el Clown de Plata en el Festival Internacional de Circo de Montecarlo.

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