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Andalucía

Flor cortada, un sector que se marchita de éxito

La abundante cosecha de flores por el clima favorable ha hundido los precios de un sector falto de tecnología y diversificación

De pronto, los claveles de Chipiona (Cádiz) inundaron los mercados y los precios cayeron por debajo de los costes de producción (unos cuatro céntimos por tallo). Para impedirlo, los agricultores dejaron de cortar claveles e incluso los tiraron a la basura. Sucedió a finales de la semana pasada.

Los productores de flor cortada de Cádiz y Sevilla decidieron dejar de vender flores desde el viernes hasta hoy, en que reanudarán la actividad, para frenar la caída de precios, un problema de años atrás que este ejercicio se ha agravado por las altas temperaturas antes de Semana Santa, que han madurado todo el producto a la vez.

'El problema de la sobreproducción no se solucionará hasta que los invernaderos tengan un control climático que permita espaciar más la producción y no concentrarla en las mismas fechas, algo que está implantado en sólo el 2% de la superficie en cultivo', dice Gonzalo Claver, responsable de la oficina de la flor cortada del Ayuntamiento de Chipiona.

Este municipio gaditano aglutina la mayor parte de la flor cortada andaluza, especializada en claveles, de los que, entre Cádiz y Sevilla, concentran más del 70% de esta flor en España y el 50% del sector de flor cortada en su conjunto, con una facturación de 140 millones de euros, según datos del año 2000, de los que un 65% se exporta principalmente a Holanda y Reino Unido.

La instalación de calefacción en los invernaderos requiere una inversión de unos 12 millones de euros para las explotaciones andaluzas, y es una de las recomendaciones incluidas en el plan estratégico firmado a principios de mes entre el sector y la Consejería de Agricultura. 'Son inversiones demasiado costosas para el agricultor', se queja Luis Carrasco, gerente de la cooperativa gaditana Virgen del Rocío. 'Existen varias líneas de ayudas para afrontar el coste', defiende el técnico del ayuntamiento.

Pero la falta de control climático es sólo una de las carencias de la flor cortada andaluza. 'Junto a eso sería necesario una planificación conjunta de toda la campaña por parte del sector, que está desunido', opina Francisco Olave, directivo de Mercado Rivera, la principal empresa de flor cortada de la comunidad con diferencia, que facturó unos 20 millones de euros el año pasado. Mercado Rivera es la compañía con mayor diversidad de flores, un aspecto a potenciar también en el sector, demasiado concentrado en claveles tradicionales.

Así lo está haciendo otra empresa, Campoflora, que, al contrario que la mayoría, no ha tenido que destruir plantas por la caída de los precios. 'Hemos apostado, por ejemplo, por el clavel verde, que vendemos a precios de hasta 25 céntimos por tallo', afirma David Salazar, jefe de administración.

Campoflora, que factura unos tres millones de euros al año, va a volcarse en la venta a través de Internet, 'el futuro del sector', asegura Salazar, con la intención de llegar al 15% o 20% de sus ventas por este canal en dos años.

El Ayuntamiento de Chipiona también quiere promover las ventas en la Red a través de subastas entre agricultores y empresas que contribuyan a dinamizar el mercado.

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