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Reciclaje

Los fabricantes sólo recogerán los electrodomésticos de su propia marca para reciclarlos

La directiva que obligará a los fabricantes de electrodomésticos y otros productos eléctricos y electrónicos a reciclarlos ha superado el trámite parlamentario y sólo está pendiente de su conciliación con el Consejo Europeo. El texto exime de responsabilidad a los fabricantes sobre la recogida de los aparatos que introduzcan en el mercado los importadores y establece un objetivo mínimo anual de recogida de 6.000 kilogramos por hogar a partir de 2006.

Primero se aplicó el principio comunitario de 'quien contamina paga' a los vehículos fuera de uso. Ahora le toca el turno a los seis millones de toneladas de productos eléctricos y electrónicos que desechan los europeos cada año. El pleno de Estrasburgo ha aprobado -en segunda lectura- la propuesta de directiva que pretende asegurar la gestión medioambiental de toda suerte de aparatos, desde un ordenador a un frigorífico o un cepillo de dientes eléctrico.

Cristina García-Orcoyen, eurodiputada por el PP en la comisión de Medio Ambiente, afirma: 'El Consejo de Ministros debatirá la directiva en uno o dos meses y, probablemente, se publicará a finales de este año o principios del que viene'. En su opinión, 'el punto más conflictivo del texto es el objetivo de volumen de recogida y reciclado. Mientras que el Parlamento Europeo pretende 6.000 kilogramos por hogar al año y que este objetivo sea vinculante a partir de 2006, el Consejo se inclina por establecer un objetivo simplemente indicativo de 4.000 kilos anuales por hogar'.

El subdirector de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas y de Telecomunicaciones (Aniel), Edmundo Fernández Puértolas, está convencido de que 'el Consejo no aceptará algunas de las propuestas del Parlamento y la directiva llegará al comité de recursos'. Para empezar, critica los objetivos de recogida, 'porque no se tiene ni la experiencia ni datos fehacientes sobre el volumen de desecho'. Rechaza los cálculos que hace la Comisión sobre los costes que asumiría el fabricante de recogida y reciclaje (entre 1% y el 3% sobre el precio de venta al público por aparato), porque Aniel maneja otras estimaciones: desde menos del 1% para los móviles a más de un 25% para un televisor de 14 pulgadas.

Aparatos 'huérfanos'

Fernández Puértolas es escéptico, sobre todo, acerca de las posibilidades de implantar la enmienda parlamentaria a la directiva que establece el compromiso para que cada Estado miembro imponga una tasa a los importadores de aparatos de marcas poco conocidas (llamados huérfanos), a fin de garantizar la financiación de su recogida y reciclaje. El texto original de la propuesta de directiva pretendía que los fabricantes se hicieran cargo de los aparatos huérfanos, además de los de empresas ya liquidadas.

Guillermo Cacharrón, director de medio ambiente de Philips para España, calcula que en España hay un parque de 22 millones de televisores. La multinacional holandesa estima que cumplir con la directiva le supondrá asumir un coste de entre el 0,3% y el 2% de su facturación.

El subdirector de Aniel aboga por que los fabricantes 'se adhieran voluntariamente a sistemas de responsabilidad colectivos para recoger y reciclar los aparatos de sus propias marcas' y que en el precio del aparato se informe al consumidor del coste de éste y otros cánones, como los del sistema de recogida de envases (Punto Verde) o los derechos de propiedad intelectual. 'Estos costes superan en algún caso los de fabricación, como en una radio', afirma.

No obstante, hay algunos fabricantes, como Ericsson, que abogan por una responsabilidad exclusivamente individual 'para incentivar el diseño de productos más ecológicos', según Ramón Arratia, responsable de medio ambiente del fabricante sueco de equipos de telefonía móvil. Estima que los productos de la firma se encarecerán entre un 2% y un 5%.

La industria europea cifra que la directiva les pasará una factura de 7.500 millones de euros al año, pero Bruselas la reduce a 1.000 millones.

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