Michetti, como en fábrica
El presidente de Fiat Ibérica piensa que su lugar de trabajo debe reflejar la misma sencillez con la que trabaja el resto de la plantilla. Los colores que dominan, siguiendo su línea austera, son el negro y el gris. Como único exceso, unas litografías antiguas
Mucha austeridad, escaso lujo y algún rastro de que los italianos son unos apasionados del diseño. Si de algo hace gala el presidente de Fiat Ibérica, Luigi Michetti, es de humildad. Empieza dando las gracias por haber sido elegido para el reportaje y disculpándose por no tener el 'despacho bonito'. Pocas cosas le ha añadido al espacio en el que trabaja desde que retomó, después de tres años en Bruselas, la presidencia española en 1994. Los muebles, la silla y la mesa son, como él califica, de un estilo simple, fiel reflejo de 'la cultura Fiat'. Para Michetti es muy importante sentirse vinculado a la fábrica. 'Es la parte más importante de la producción y no me gusta tener lujos innecesarios en el despacho, porque la parte más importante de la compañía está en la fábrica'. El mobiliario es de diseño moderno. 'No hay que olvidar que el diseño llena la actividad en particular del sector del coche. El italiano siempre ha sido innovador', señala Michetti.
Le gustan los tonos negros y grises, ya que los tonos fuertes 'no se adaptan' a la filosofía de la compañía. También la corbata que lleva es oscura, 'una en tonos fuertes no se adaptaría a mi edad'. Luigi Michetti tiene 62 años, es licenciado en Derecho y cultiva una faceta muy italiana vinculada a la familia y el trabajo. Y poco más. 'No me gusta hacer vida social, prefiero llevar una vida anónima. Diría con orgullo que soy muy consciente de la realidad. En contra de lo que parece, Italia es un país muy vinculado al trabajo, con una gran explosión de pequeñas y medianas empresas, que son el verdadero artífice empresarial'. Prueba del orgullo que siente por su país, Michetti guarda en su despacho un modelo en miniatura de Ferrari. 'Cuando hablamos de nuestra actividad, el sector del automóvil, nos da mucha satisfacción ver que una marca italiana se ha impuesto. El famoso coche rojo nos recuerda la historia del pasado y nos hace pensar en el futuro líder. Ferrari es la satisfacción de la industria italiana'. En una estantería guarda con celo la figura de un carabinieri, 'que corresponde a la Guardia Civil española'. Y explica las razones de su querencia por las fuerzas de seguridad. 'Hice el servicio militar con los carabinieri y me recuerdan un periodo juvenil agradable. Fue una experiencia de trabajo muy interesante y que me fue de gran ayuda'.
A pesar de que no pierde de vista su tierra, incluso tiene un cenicero sobre la mesa, y eso que no fuma, como recuerdo del Mundial de Fútbol que se celebró en Italia en 1990, Luigi Michetti se encuentra cómodo en España. No en vano, llegó en 1985 como embajador de la compañía que factura en España 3.005 millones de euros y da empleo a 6.000 personas. 'Me siento totalmente adaptado a la vida española. Me encanta porque es un país que ha sabido adaptarse de una manera increíble a todas las reformas'. A continuación explica que, en compañía de su esposa, 'que siempre me ha seguido donde el trabajo me ha llevado', se ha recorrido toda España. Reconoce que no es maniático del orden ni pretende que todo esté en su sitio. 'Necesito estar cómodo, pero no me gusta estar dominado por el entorno.
Aquí paso muchas horas y lo único que pretendo es encontrarme protegido, con luz y buena visibilidad. El despacho no es más que el lugar en el que pasamos más horas con gente con la que compartimos los mismos objetivos', asegura este ejecutivo, que explica que para ser un buen directivo es necesario dar ejemplo al resto de la plantilla con la que trabaja. 'Es necesario, además de tener conocimientos técnicos, tener calidad humana y, sobre todo, actuar con modestia'.
Una máscara napolitana
Entre los objetos más queridos de Luigi Michetti se encuentra una máscara de Pulcinella, típica de Nápoles. 'Aunque soy romano, siempre he tenido simpatía por Nápoles. Me gusta porque refleja a un hombre inteligente y pobre y con capacidad de superación. A pesar de que la vida es difícil siempre encuentra soluciones para superarse'. Para Michetti es importante tomarse la vida en serio, pero con optimismo. De las paredes de su despacho cuelga un repertorio de litografías del siglo XIX, con imágenes de Aranjuez y El Escorial. Y un mapa del mundo que siempre le ha acompañado a lo largo de su vida profesional y que le ha ayudado a estar abierto a otras formas de pensar.