Un suicida palestino hace estallar un autobús y mata a ocho israelíes en Haifa
Al menos ocho pasajeros de un autobús murieron ayer en un atentado suicida en Haifa, en el norte de Israel, mientras el Gobierno de Ariel Sharon prosigue su ofensiva contra los palestinos de Cisjordania.
El grupo islámico Hamas se responsabilizó del atentado que levantó el autobús por los aires y esparció fragmentos de cuerpos humanos en un radio de 250 metros. 'La operación, lanzada desde el corazón de nuestras ciudades acosadas, es una bofetada en los rostros de los criminales de guerra sionistas', dijo un comunicado de Hamas. Además del atacante y de los ocho muertos, al menos otros 12 pasajeros resultaron heridos.
Para Sharon, partidario de continuar la ocupación y destrucción de las ciudades y campos de refugiados palestinos, este atentado justifica aun más sus ataques. Tras arrasar con el casco viejo románico de Nablús y reducir a polvo el 70% de las viviendas en el campo de Jenín, donde decenas de cadáveres permanecieron durante horas sin sepultar. El Ejército israelí ha conminado a la rendición de los milicianos que aún resisten bajo la amenaza de demoler las viviendas y utilizar bombarderos F-16. En Belén continúa cercada la basílica de la Natividad.
Sharon dijo ayer que Estados Unidos no debe presionar a Israel para que termine su ofensiva. 'Espero que nuestro gran amigo, EE UU, comprenda que esta es una guerra de supervivencia para nosotros. Es nuestro derecho a defendernos y no debería haber presión para que no hagamos esto', declaró el líder israelí.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, condenó el atentado, pero señaló que éste ponía de manifiesto 'la necesidad de que todas las partes den un paso atrás, de que Israel se retire y de que los palestinos y los árabes frenen la violencia y los asesinatos'. La Casa Blanca expresó su convicción de que el futuro de Oriente Próximo 'no puede consistir en la continuación de la ocupación y de los atentados suicidas'.
La tensión sigue creciendo en la zona. Las masivas protestas contra Israel se multiplican en la región y amenazan la estabilidad de los regímenes árabes moderados.