Transavia aviva la guerra de las tarifas aéreas
La llegada a España de una aerolínea holandesa, que ofrece tarifas reducidas pero cobra los servicios a bordo, refleja el crecimiento de las empresas más baratas frente a la atonía de las tradicionales
La compañía holandesa Transavia ha aterrizado en España de la mano de un servicio denominado Basiq Air, a través del cual oferta vuelos regulares a precios competitivos. En cada viaje, la empresa ofrece un determinado número de plazas con tarifas económicas. Por ejemplo, el coste de un trayecto a Niza, Burdeos o Marsella es de 29 euros y un billete de ida o vuelta a Barcelona cuesta 39 euros, mientras que aumenta hasta 49 euros si el destino es Madrid y a 59 si se trata de Málaga.
El pasajero paga por su plaza de avión y decide si desea o no hacer uso de las prestaciones adicionales existentes a bordo, como el servicio a la carta compuesto por una selección de bocadillos, aperitivos, café, té y diversas bebidas que pueden comprarse. Lo que no hay a disposición del usuario son periódicos, cojines o comida caliente.
Los responsables de Basiq Air rechazan las tradicionales restricciones que suelen ir ligadas a las tarifas económicas. De este modo, la estancia no debe tener una duración mínima, no hay obligación de pasar la noche del sábado o domingo en el lugar destino, ni es imprescindible comprar un billete de ida y vuelta. Paralelamente, las reservas pueden realizarse a través de Internet hasta cuatro días antes de la fecha del vuelo y, como máximo, con 11 meses de antelación.
Transavia fue fundada en 1966 y KLM controla el 80% del accionariado, aunque actúan como compañías independientes. Su desembarco en España es un reflejo de la etapa expansiva que viven las aerolíneas de tarifas reducidas frente a los difíciles momentos que atraviesan las empresas más grandes. Mientras las pequeñas aumentan su red de destinos y esquivan la crisis, sus hermanas mayores tienen que afrontar la caída de la demanda, especialmente tras los atentados del pasado 11 de septiembre, debido a la desaceleración de la actividad y, en consecuencia, del consumo.
Los datos correspondientes al mes de marzo en el Reino Unido desvelan que el volumen de pasajeros transportado por EasyJet y Go Fly creció el 39 y el 82%, respectivamente, frente a la caída del 3,2% registrada por British Airways. Paralelamente, las acciones de EasyJet han ganado un 35% en los 12 últimos meses, mientras que la mayor aerolínea europea ha registrado un descenso del 29%.
Precisamente, fue British Airways, quien fundó Go Fly y la vendió el año pasado. La empresa, con sede en el aeropuerto londinense de Stanstead, aumentó su actividad el pasado ejercicio al ofrecer nuevas rutas entre la capital irlandesa, Dublín, y las ciudades escocesas de Glasgow y Edimburgo, así como al unir Londres con Newcastle, al norte del país. Sin embargo, el grupo dejó de operar los vuelos a Irlanda el mes pasado ante la competencia de Ryanair Holdings. Esta última es la mayor aerolínea de bajo coste de Europa y una de las grandes protagonistas de la guerra entre grandes y pequeñas y también de la feroz competencia que caracteriza el segmento de los precios reducidos. Su estrategia le ha llevado a enfrentarse en los tribunales con Lufthansa y SAS. Pese a sus batallas legales, Ryanair presume de que este año registrará un beneficio de 130 millones, frente al beneficio cero previsto por la compañía alemana.
Mientras tanto, la número dos del sector, EasyJet, extiende sus tentáculos hasta los aeropuertos de París, Amsterdam y Gatwick, desde su actual sede en Luton. Como reflejo de sus planes de crecimiento, la sociedad estudia actualmente diferentes modelos de las marcas Boeing y Airbus para efectuar un pedido hasta de 75 aeronaves que podría alcanzar un valor cercano a 4.800 millones de euros.