_
_
_
_
Bolsa

Acciones gratis, pero a la vez muy caras

Telefónica inició ayer su séptima ampliación de capital liberada. El valor de las nuevas acciones se descuenta íntegramente de las antiguas

Las ampliaciones de capital liberadas, en las que a los accionistas se les entregan títulos gratis de nueva emisión, son consideradas recurrentemente como una forma de retribuir al accionista. En realidad, no añaden valor ni a la empresa ni al accionista. El valor de las acciones entregadas en las ampliaciones de capital liberadas se descuenta íntegramente del de los títulos que ya están en circulación. Si se tiene en cuenta que la operación genera comisiones, hay ocasiones en que la operación simplemente resulta perjudicial para el accionista. No obstante, las ampliaciones liberadas pueden proporcionar oportunidades interesantes de inversión y ventajas fiscales a la hora de realizar plusvalías parciales. Además, provocan con frecuencia distorsiones en la evolución de la cotización de la empresa que las realiza.

Ayer comenzó la séptima ampliación de capital liberada de Telefónica. La empresa emite una acción nueva por cada 50 en circulación. Eso supone entregar 95.307.084 acciones, valoradas a precio de mercado en cerca de 1.300 millones de euros (unos 215.000 millones de pesetas). Sin embargo, ese valor se ha restado ya de los demás títulos, de modo que la operación es finalmente neutral. Tras la sesión del jueves, de cada acción se desgajó un derecho de asignación gratuita, de modo que la cotización de las acciones partió ayer de un precio un 2% inferior al del cierre del jueves. Ese 2% es el valor teórico del derecho de asignación o suscripción, que empezó a cotizar ayer de forma separada. Hacen falta 50 derechos para recibir una acción nueva. La posición del accionista es, por tanto, la misma que antes.

El efecto es el mismo que el de realizar un split (desdoblamiento), con un coeficiente en este caso de 1,02 por una. El accionista tiene también la posibilidad de vender los derechos de suscripción. Obtendría de ese modo un ingreso en metálico equivalente aproximadamente al 2% del valor de la acción, pero no recibiría las nuevas acciones y las antiguas valdrían ahora ese 2% menos. Una situación intermedia se da en la mayoría de los casos, cuando el accionista tiene un número de acciones que no es múltiplo de 50. Por ejemplo, un inversor con 180 acciones recibiría 180 derechos. Con 150 de ellos tendrá derecho a tres acciones nuevas. Puede optar por vender los 30 restantes o por comprar 20 más para completar otro paquete de 50 y tener derecho a una cuarta acción.

æpermil;sta es la séptima ampliación de capital liberada de una acción nueva por cada 50 antiguas que pone en marcha Telefónica desde que en 1998 el entonces presidente, Juan Villalonga, decidió suprimir el dividendo. Se permite así a los accionistas cobrarse una especie de dividendo a la carta vendiendo los derechos de suscripción para sustituir los ingresos de la retribución por beneficios. Sin embargo, la experiencia de anteriores ampliaciones muestra que la mayoría prefiere suscribir las acciones que le tocan y vender sólo los derechos sobrantes.

Puesto que los derechos cotizan de forma separada, en ocasiones se convierten en una vía alternativa de inversión en la empresa que protagoniza la ampliación, sea o no liberada. Los derechos suelen cotizar con descuento (penalizados por el efecto de iliquidez temporal de las nuevas acciones hasta que son admitidas a cotización), facilitando así una entrada más barata o una operación de arbitraje (vender acciones ya en cartera y comprar derechos). Las posibilidades de arbitraje se acentúan porque la relación de precios entre derechos y acciones no es, en muchos casos, lineal. Así, una variación de un céntimo en la cotización de los derechos de Telefónica supone un salto de medio euro en el equivalente de la acción. De ese modo Telefónica puede subir o bajar un 0,5% o un 1%, pero los derechos de suscripción, con Telefónica a estos precios, han de moverse a saltos mínimos del orden del 3,5% o 4%. Eso es fuente tanto de distorsiones como de oportunidades.

Por otro lado, las ampliaciones liberadas suponen una excelente ocasión de realizar plusvalías parciales con una fiscalidad favorable, sobre todo si la revalorización ha sido fuerte y la proporción de acciones nuevas es alta, ya que los ingresos por la venta de los derechos de suscripción no tributan hasta la venta de la acción (en ese momento actúan rebajando el precio de adquisición a efectos fiscales).

Archivado En

_
_