El número de empresas que invierte en innovación se duplica en dos años
La fundación Cotec para la innovación tecnológica acaba de presentar un ambicioso estudio sobre la situación en España de la gestión de la innovación y el desarrollo en el mundo empresarial. El informe concluye que el número de empresas españolas que apuestan por este campo se ha duplicado en los últimos años y su nivel es comparable, en algunos casos, con el de las compañías de los países más avanzados.
La investigación es parte del proyecto Temaguide, promovido por Cotec y por el programa Innovation del IV Programa Marco de Investigación de la UE. También ha contribuido a su realización la consultora española Socintec en colaboración con la Sloan School of Management del MIT, así como universidades de Alemania y Gran Bretaña.
El estudio destaca que si bien muchas empresas española son bisoñas en cuanto al esfuerzo investigador, sí están progresando rápidamente. Así, el análisis revela que la gestión de la innovación y la tecnología que desarrollan algunas empresas es comparable con la de países más desarrollados en este campo. Esa circunstancia está respaldada por los últimos datos del INE, que demuestran que el gasto en innovación del sector empresarial ascendió en 2000 a 10.174 millones de euros, el 1,67% del PIB, y que el porcentaje de empresas que apuestan por la innovación es ya del 20%, casi el doble que en 1998.
Pese a todo, el estudio destaca que en comparación con sus competidoras europeas, estadounidenses o japonesas, las empresas españolas se concentran demasiado en el corto plazo.
Otra de las conclusiones es que se ha verificado el hecho tozudo de que la organización que quiera sobrevivir en el mundo del I+D necesita contar una masa crítica suficiente y abordar la creación de un departamento independiente para la investigación, algo que en España se empieza a asumir, como muestra la nueva tendencia a crear y potenciar los centros corporativos de I+D.
Sin embargo, hay que reconocer que algunas empresas del estudio todavía obtienen buenos resultados aún careciendo de un método formalizado de gestión de la investigación. En estos casos, los aciertos provienen de apuestas atrevidas que sólo son posibles gracias al liderazgo y la energía de los emprendedores.
En cuanto a la comparación con los líderes internacionales, hay algunas empresas españolas que llegan a su nivel. Determinadas filiales de multinacionales extranjeras incluso exportan prácticas y herramientas que luego son adoptadas por la matriz en otros países.
Aunque el tamaño de la empresa influye en su grado de madurez innovadora, el hecho diferencial es el 'volumen absoluto de recursos dedicados a I+D', sobre todo a partir de 4,5 millones de euros anuales. En este sentido, la mayor diferencia entre unas y otras está en que las pequeñas no miden, y por tanto no pueden controlar, su sistema de innovación, y además no utilizan formas definidas para gestionar la motivación o la capacitación de su personal investigador. Una de las conclusiones más afortunadas revela que el tiempo de desarrollo de productos se ha reducido fuertemente en los últimos años en España, 'en bastantes casos a menos del 50%'.
Quizá lo más novedoso sea el descubrimiento de que la colaboración en actividades de innovación tecnológica 'se extiende como una mancha de aceite', en el mundo y también aquí, porque aumentan la confianza en la tecnología externa, la necesidad de adaptarse al cambio rápido y las exigencias de rentabilidad.
Áreas variopintas
El estudió empezó con la selección de 20 empresas españolas investigadoras, tomadas de una primera muestra de 150. Entre ellas destacan Campofrío, Freixenet, Alcatel España, Indra, Repsol YPF, Antibióticos o Telefónica I+D. También se eligieron ocho corporaciones extranjeras de gran prestigio investigador, como BP, Gillette o United Biscuits, para poder compararlas con las españolas. La idea básica estriba en diferenciar los 'procesos nucleares', directamente involucrados en la innovación tecnológica y capaces de transformar ideas en productos con impacto, de los 'procesos y prácticas facilitadoras', que no son exclusivos del I+D, pero sí imprescindibles para que los procesos nucleares tengan éxito.
Esos procesos principales son cuatro. El primero es el desarrollo de una estrategia o plan tecnológico, en el que el procedimiento para concebirlo es tan importante como su contenido. El segundo es el proceso de adquisición de tecnología, que puede ser mediante la compra de patentes y equipos avanzados, o con la inversión en investigación propia. En tercer lugar se encuentra el proceso de desarrollo de producto, que va desde la identificación de una oportunidad hasta que se empieza a vender en el mercado. Y, por último, está la innovación de procesos, que no consiste en crear un nuevo producto, sino en revolucionar su técnica de producción para abaratarla o reducir el tiempo de fabricación.
Independizar la investigación y escuchar al cliente
El nuevo estudio de Cotec no sólo aporta un modelo conceptual de innovación, ni se limita a describir la situación de las empresas españolas, sino que identifica también las mejores prácticas que deben adoptarse.
Para que la estrategia tecnológica tenga éxito es importante que la figura del director de tecnología tenga un elevado peso en la organización y que combine un perfil mixto de técnico y gestor. Las empresas deben contar con algún sistema objetivo de evaluación y selección de la cartera de proyectos, y esos criterios deben influir en la estrategia general de la empresa. De hecho, el I+D no sólo rinde mejoras en los productos, sino que refuerza la competitividad a través del prestigio que genera. Hay que separar las áreas de desarrollo de las áreas de investigación, y hasta contabilizar sus actividades de forma separada. Es importante globalizar, distribuir el I+D por diversas sedes y comercializar esta capacidad con la prestación de servicios a terceros para mejorar la rentabilidad de las inversiones realizadas. El departamento de marketing y el de investigación deben cooperar para atraer clientes y adoptar prácticas de colaboración con ellos según el principio del cliente-guía y el usuario-líder.
Conviene empezar por mejorar el proceso de desarrollo de productos, algo que las empresas líder entienden 'que es la piedra angular de todo el sistema de innovación', y hay que fomentar el dinamismo del capital riesgo y el capital semilla en la sociedad española en general.