El turismo multiplica el fraude de las compras con tarjeta en España
España, pese a tener uno de los niveles de fraude con tarjetas más bajos de Europa, registra un importante número de pagos fraudulentos por las compras que hacen clientes extranjeros, mayoritariamente turistas, en los comercios españoles. Este fraude es 10 veces mayor que el nacional. Pero la banca española no se ve perjudicada porque el coste recae en las entidades foráneas.
El nivel de operaciones fraudulentas en España es uno de los más bajos de Europa: el 0,02% de las compras totales realizadas con tarjeta, es decir siete millones de euros, según los datos del sector de medios de pago. Mientras, en el ámbito europeo, el porcentaje casi roza el 1%. Por ejemplo, las pérdidas por fraude supusieron el 0,8% en septiembre de 2001 para las entidades financieras europeas agrupadas en Visa International.
Pero, paradójicamente, España es un gran generador de fraude para otros países. Por su condición de país turístico, registra un gran número de operaciones con tarjetas de entidades extranjeras. Y el fraude en estas transacciones es 10 veces mayor que el nacional, ya que alcanza el 0,2% del volumen de compras con tarjetas foráneas. Aun así, sigue siendo más bajo que el de otros países europeos.
Las entidades financieras británicas, y en menor medida francesas y alemanas, son las que asumen la mayoría de estas operaciones fraudulentas porque sus sistemas para verificar los pagos con tarjetas no actúan con rapidez y son menos sofisticados que los españoles.
Cuando hay una transacción con una tarjeta de una entidad extranjera, el terminal del comercio español manda la orden vía teléfono a un centro de intercambio interregional y éste a otro centro autorizador para que el emisor de la tarjeta le confirme que puede hacer el pago sin problemas. La autorización siempre llega al terminal del establecimiento, con lo que éste siempre acepta la compra.
El problema es que, en el caso del Reino Unido, las entidades financieras emisoras de tarjetas no verifican las operaciones en el momento -lo hacen offline, en la jerga financiera- y pueden tardar incluso días en la comprobación, cuando ya es tarde para remediar el fraude.
Joyas y televisores
En Francia, el problema del fraude es algo menor porque aunque la verificación se hace offline, los titulares deben marcar su número secreto en el terminal al hacer la compra, lo que aumenta la seguridad. En Alemania, una parte de los pagos con tarjeta tampoco se verifica en el momento. También se detecta bastante fraude en las compras realizadas por estadounidenses y japoneses que vienen a España a hacer turismo.
Lo que más compran los falsificadores o ladrones de tarjetas de titulares extranjeros son joyas. Después tienen preferencia los televisores y otros aparatos audiovisuales, según datos recogidos por los emisores de tarjetas. Los pagos en restaurantes también son habituales.
'Este tipo de fraude con tarjetas de entidades extranjeras no sólo no está disminuyendo, sino que ha crecido en los últimos años', señalan fuentes de Visa España, que afirman que la llegada de las tarjetas con chip disminuirá estos pagos fraudulentos.
Las entidades españolas, no salen perjudicadas porque no les corresponde cargar con estas operaciones. En España, prácticamente todo pago con dinero de plástico se autoriza online. La información circula a través de las redes informatizadas y en cuestión de segundos la orden de pago tiene el visto bueno.
Aunque esto no quiere decir que la banca española esté a salvo del fraude. Máxime cuando muchos establecimientos no cumplen con la obligación de verificar la identidad del titular de la tarjeta o su firma, se quejan las entidades financieras.
La banca británica es la más afectada. El total de pérdidas alcanzó 581,2 millones de euros en septiembre de 2001, sumando las asumidas por los bancos emisores de las tarjetas y las de los bancos adquirentes (que son los que dan al comercio el terminal de pago y lo procesan).
La inclusión del chip dificultará la falsificación
Las entidades financieras europeas, con el Reino Unido a la cabeza, se han propuesto crear un estándar común de pagos para luchar contra el fraude, denominado EMV (las siglas de los emisores de tarjetas, Europay-Mastercard y Visa). Antes de 2005 todas las tarjetas deberán contar con chip en vez de la banda magnética actual.
En España, representantes de los procesadores de pagos Sermepa-Visa, 4B y Euro 6000 ya han avisado de que la transformación debe llevarse a cabo cuanto antes para cumplir el plazo.
'El chip va a dificultar de manera importante el fraude, porque duplicar una tarjeta con este dispositivo será mucho más difícil y costoso', asegura Antonio de Andrés, responsable de medios de pago en la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).
Sin embargo, el fraude no desaparecerá. Las entidades financieras han detectado sofisticados sistemas para falsificar tarjetas. El último ha tenido como víctimas a varios clientes de una caja de ahorros. Los delincuentes colocaban un lector falso de tarjetas en la puerta de la entidad que daba acceso al cajero. Así copiaban la banda magnética. Luego lograban la clave secreta de la tarjeta con una cámara situada estratégicamente en el interior que grababa al cliente mientras sacaba dinero.