Choque de genios
El Museo Van Gogh exhibe una de esas muestras que hacen historia: Van Gogh & Gauguin. Buena ocasión para una escapada a la ciudad de las libertades
Cualquier excusa es buena para hacer una escapada (enésima o primeriza) a una urbe cuya imagen más tópica la muestra como un entramado de canales, bicicletas y tranvías amarillos; pero cuya realidad encarna un mito: el de ser la ciudad más libre del planeta. Algo congénito a su carácter anfibio, fluctuante, obligada a prescindir de tierra firme, de dogmas demasiado sólidos y a tender puentes. Un espacio civilizado que acostumbra a ir siempre por delante -y eso ya desde hace siglos, cuando era refugio para los perseguidos por motivos religiosos en la Europa reformista-.
Amsterdam es, por sustancia física y por historial clínico, un lugar de encuentros. Es decir, el marco idóneo para que se encuentren de nuevo dos individuos completamente diferentes, a los cuales lo único que les unía era el genio (en todas sus acepciones). El holandés Van Gogh y el francés Paul Gauguin pasaron el verano de 1888 en Provenza y Bretaña, respectivamente; en octubre, Gauguin se trasladó a Provenza y los dos artistas compartieron la Casa amarilla, un modesto inmueble de Arlés inmortalizado en sus cuadros, al que tildaron entusiastamente de taller del sur. La convivencia fue muy fructífera, pero explosiva. Dos talentos y talantes tan dispares sólo podían provocar chispas, buenas para el arte, fatales para darse los buenos días en el desayuno.
La cohabitación (para emplear un término político y francés) duró hasta diciembre de ese año. Es un asunto que despierta morbo a nivel popular, como demuestra aquella película protagonizada por Kirk Douglas, El loco del pelo rojo. La cosa acabó fatal: Van Gogh, en una discusión, amenazó a Gauguin con una navaja de afeitar, y se cortó él mismo la oreja. Cada cual tiró por su lado. Ahora se revive aquel choque de titanes con una exposición de esas que hacen historia. En el museo Van Gogh se han reunido 120 obras procedentes de colecciones de más de 60 países.
La idea es definir por comparación. Se pueden ver temas comunes y recurrentes (como los girasoles o la alameda arlesiana llamada Les Alyscamps) que muestran las diferencias tan profundas de enfoque; Van Gogh, como es sabido, abrió la puerta a las vanguardias centradas en el gesto (y no sólo al movimiento expresionista), mientras que Gauguin sería el santo patrón de los fieles del color libérrimo (fauvistas y demás fauna).
En fin, la excusa perfecta para los que viajan por amor al arte. Al margen de la exposición, se puede ver en el mismo museo la colección permanente. Y a sólo unos minutos de grato paseo se puede uno saciar de pintura holandesa clásica en el Rijksmuseum o ver las colecciones modernas del Stedelijksmuseum (el municipal) o ver museos más especializados (el Marítimo, el de la Biblia, el de los Diamantes, el de Cera, el de la Droga, el del Sexo: de todo hay). Y respirar de nuevo el humo de los bruin krog (cafés ahumados) o el aire contagiosamente bohemio de las cervecerías y terrazas del barrio Jordan, la movida juvenil en torno a Leidseplein, el comedido desmadre de coffeshops que sirven de merendar pastel de marihuana, los contrastes continuos que impone la tolerancia, como es, por ejemplo, ir a misa o a escuchar un concierto en la iglesia más antigua de Amsterdam, la Oude Kerk, teniendo que atravesar el Barrio Rojo, donde se exhibe en escaparates carne más o menos fresca, pero viva. Amsterdam es eso, por encima de todo, una parroquia viva.
La exposición. Van Gogh & Gauguin estará abierta hasta el 2 de junio en el Museo Van Gogh de Amsterdam. Las entradas se adquieren en Madrid: Ticket World, 91 5 428 598, ticketworld@ticketworld.es; en Barcelona: Viajes Deluis, 933 023 212, viajesdeluis@retemail.es. Más información: 915 210 850, o www.holland.com.
Cómo ir. La agencia de viajes Cosmopolitan ofrece varios paquetes con entradas incluidas: Cosmopolitan Tours, C/ Castelló, 50, Madrid, 915 782 793, e-mail: cosmopolitan@nexo.es
Alojamiento. Amstel Inter-Continental, el gran hotel inaugurado el 1867 junto al río Amstel, lujo y estilo, Profesor Tulpplein 1, 6226060, entre 454-2.609 euros. Hotel de L'Europe, junto al mercado de flores, edificio victoriano y muebles de estilo, Nieuwe Doelenstraat 2-8, 5311777, 261-908 euros.
Comer. Christophe, Leliegracht, 46 (barrio Jordan), 6250807, unos 59 euros. Le Pecheur, Reguliersdwarsstaat 32 (cerca mercado flores, con terraza), 6243121, unos 45 euros.