Un objetivo para Barcelona
En los negocios, el primer principio de una estrategia es que debe permitir obtener resultados año a año. Ahora que los líderes de la UE se dirigen a la Cumbre de Barcelona es justo decir que los dos primeros años de la agenda de Lisboa (...) no superan ese test (...). El proceso debe revitalizarse, pero eso exige visión y liderazgo decididos: un compromiso para convertir la retórica en realidad (...). La presidencia española de la UE ha afrontado la Cumbre de Barcelona con energía y capacidad, pero ha sido dañada por la inercia y las agendas internas a corto plazo en algunos Estados miembros (...). La necesidad de avances es urgente, máxime con la perspectiva de una Europa ampliada para finales de 2004 (...). El European Round Table, un fórum de 46 líderes empresariales europeos, ha identificado las áreas para actuar. Incluyen: competencia transfronteriza total en energía y servicios financieros y un cielo único para el tráfico aéreo; derribar más barreras en el mercado interno mediante la adopción de leyes para la patente comunitaria, sobre opas y la publicidad de servicios; un sistema fiscal de sociedades que permita consolidar los beneficios obtenidos en la Unión; mayor estímulo a la innovación y a la investigación y desarrollo, con particular atención a la tecnología informática y a la biotecnología, y un planteamiento equilibrado en el desarrollo sostenible que tome en cuenta el impacto económico, social y medioambiental (...). No quiero minusvalorar los pasos dados (...). Sin embargo, el proceso de reformas de Lisboa no puede seguir a su paso de caracol porque minaría parte de lo conseguido.