Giro de 180 grados en las expectativas

Aquel refrán de que, cuando los más bajistas se vuelven alcistas hay que vender es antiguo como el parqué. Pero no por ello menos cierto. Tampoco es que ahora esté pasando eso, pues la palabra riesgos es la más repetida en los informes de análisis. Pero sí es llamativo el cambio de tercio en la mayor parte de firmas de Bolsa.

Un par de indicadores adelantados y unas gotas de optimismo por parte de los banqueros han bastado para dar la vuelta a una situación de desconfianza que parte del mercado había denunciado hasta quedarse afónica.

El parqué es caprichoso como de costumbre, pero los movimientos de los índices no son tampoco gratuitos. Los observadores comentan un día tras otro la importancia de los indicadores adelantados de cara a restablecer el crecimiento económico. Lo que se ha visto de momento son las bases de la recuperación. A saber, reposición de existencias en los almacenes y mejora de la confianza. La revisión del dato de PIB importa menos.

El problema de este sorpresivo y rápido movimiento alcista está en que el sentimiento es reversible. Es decir, si dentro de unas semanas los mismos indicadores que hoy celebramos nos dan una sorpresa, el pesimismo puede volver a dominar los mercados. De hecho, algunas de las grandes incertidumbres de hace bien poco siguen ahí. Japón sube contagiado por Wall Street, pero el sistema financiero no ha cambiado. En Argentina pasa más o menos lo mismo. Y por muchas leyes financieras que se aprueben, todavía no sabemos hasta dónde llegará la enronitis. Por eso, es necesario mantener la cabeza fría y exponerse sólo lo justo para aprovechar la subida, porque las posibilidades de que lleguen nuevos sustos aumentan cuando cunde el optimismo. Sobre todo ahora que la subida bursátil da síntomas de cansancio.