Colección contemporánea en la fábrica modernista
Por primera vez, La Caixa dispondrá de un espacio donde exponer de forma estable su colección de arte. Será en el edificio Casaramona
Es una de las colecciones más importantes de Europa en su género, galardonada en 1999 con el Premio Koiné per l'Arte a la mejor colección de arte contemporáneo europea, otorgado por el Palazzo Forti de Verona. Un estatus que se confirmó el pasado miércoles, cuando los Reyes hicieron caer el gran telón que cubría la fachada del edificio modernista Casaramona, sede de CaixaForum, el nuevo centro cultural de la Fundación La Caixa. Por primera vez, la Fundación dispondrá de un espacio donde exhibir, de forma estable, los fondos de su colección de arte contemporáneo, cuyas obras sólo habían sido mostradas hasta la fecha en exposiciones temporales organizadas en distintas ciudades españolas e internacionales. Y será en un edificio emblemático de la Barcelona modernista, una antigua fábrica de hilados y tejidos, proyectada por el arquitecto y político Josep Puig i Cadafalch, por el que La Caixa siente una especial debilidad, como muestra que también trazara el Palau Macaya, que el próximo 28 de abril se despedirá como centro cultural de la entidad.
La Caixa inició su colección de arte a mediados de los años ochenta. En realidad, creó dos colecciones: la primera, de arte contemporáneo, catalán, español y extranjero; la segunda, la Colección Testimonio, con el objetivo de establecer contacto permanente con las galerías de arte y apoyar la creación artística española. La colección de arte contemporáneo cuenta actualmente con 800 obras y es una buena síntesis de la evolución del arte de la segunda mitad del siglo XX. Desde el principio, optó por adquirir obras creadas en los años ochenta por aquellos artistas que, aunque habían alcanzado su reconocimiento en las dos décadas anteriores, ejercían una fuerte influencia en el arte más actual. Ese criterio de selección de obras y artistas ha permitido establecer un diálogo con las generaciones más jóvenes.
La fundación ha querido que ese espíritu quedara reflejado en la exposición inaugural de CaixaForum, 72 obras (instalaciones, pinturas, esculturas, fotografías y videoinstalaciones) de 62 artistas. La exposición reúne obras de creadores como Robert Mangold, Mario Merz, Christian Boltanski, Sigmar Polke, Juan Muñoz, Paul McCarthy, Richard Long, Joan Hernández Pijuan, Ferrán García Sevilla, Bruce Nauman, Julian Schnabel, Shirin Neshat, Sam Taylor-Wood, Txomin Badiola, Donald Judd y Francesco Clemente, entre otros. Algunas de las obras se exhibirán de forma permanente, como Espacio de dolor (1983), del alemán Joseph Beuy o Splat (2002), un mural de Sol LeWitt, y la estructura de neón Ambiente espacial núm. 51-A1, creada por Lucio Fontana para la IX Trienal de Milán (1951), que se exhibirán en el vestíbulo de CaixaForum.
A la celebración artística se une la arquitectónica. La Fundación La Caixa recupera una joya del modernismo, la corriente artística que prendió en Barcelona entre las dos grandes exposiciones -la Universal de 1988 y la Internacional de 1929-. En 1909, el industrial catalán Casimir Casaramona encargó al arquitecto Josep Puig i Cadafalch la construcción de una nueva fábrica de hilados y tejidos en la ladera de una montaña de Montjuïc aún por urbanizar. El nuevo edificio obtuvo, en 1911, el primer Premio de Arquitectura del Concurso de Edificios y Establecimientos Urbanos, otorgado por el Ayuntamiento de Barcelona. Además de sus peculiares rasgos estéticos, la fábrica incorporaba mejoras importantes en cuanto a condiciones de trabajo de los 300 obreros. Con los años, la silueta de Casaramona quedó escondida por las nuevas edificaciones de Montjuïc. La fábrica cerró definitivamente sus puertas en 1920. Al finalizar la Guerra Civil, fue convertida en caballerizas de la policía.
En 1963, la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros adquirió Casaramona. En 1976, el edificio fue declarado Monumento Histórico de Interés Nacional. En 1992, año clave para Barcelona, la Fundación se planteó la posibilidad de convertir la fábrica en un gran centro cultural y social, pero las obras de rehabilitación no empezaron hasta 1998. Tres años y unos 30,05 millones de euros después, el resultado es un edificio que conjuga modernismo y contemporaneidad.
El proyecto de creación de los nuevos espacios es obra del arquitecto Roberto Luna; la restauración, de Francisco Javier Asarta, y la concepción y el desarrollo de los refuerzos estructurales de todo el edificio, de Robert Brufau. El arquitecto japonés Arata Isozaki (Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles o Palacio de los Deportes de Sant Jordi) es el autor del módulo de acceso y la zona de recepción de CaixaForum. Su intervención ha supuesto la construcción de un gran patio a cielo abierto, desnivelado, que desemboca en el vestíbulo. Frente a la fachada principal se alza una estructura monumental concebida también por Isozaki. Al pie de esta estructura en forma de árboles gemelos que soportan una enorme cubierta de vidrio transparente parten las escaleras mecánicas y el ascensor de entrada. En el patio de acceso hay un espacio cerrado proyectado por el mismo arquitecto que, a modo de jardín secreto, descubrirá un elemento escultórico sobre una fina lámina de agua en el fondo. Concluido el proyecto, se espera otra CaixaForum en Madrid.
La generación de museos de arte contemporáneo del milenio
El mapa museístico español se ensanchará esta primavera con nuevos proyectos. El primero, Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, que abrirá sus puertas el próximo mes. Su origen está en la colección de arte contemporáeno vasco y español iniciada por la Diputación Foral de Álava a mediados de los años setenta y en estos momentos compuesta por más de 1.600 piezas de pintura, escultura, grabado, dibujos, fotografías e instalaciones. En ella hay nombres como Salvador Dalí, Picasso, Pablo Gargallo, José Caballero, Antoni Clavé o Saura, Tàpies, Joan Brossa, Rafael Canogar, Jorge Oteiza, Chillida o creadores del presente como Txomin Badiola, Barceló o Juan Muñoz.
Otra de las nuevas iniciativas es el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (Marco). Una apuesta clara por las vanguardias y una mezcla de lo local y lo global son sus principales señas de identidad. El museo se inaugurará el próximo octubre con Cardinales, una muestra de carácter internacional y Vigo años 80, que intentará recrear el ambiente de la ciudad de esa época.
Artium, Marco y el Centro José Guerrero de Granada han adoptado un nuevo modelo de gestión, que permitirá a los museos estrechar lazos, intercambiar exposiciones y apoyar el arte más joven.
En junio inaugurará Patio Herreriano, el museo de arte contemporáneo de Valladolid, que albergará los fondos de la colección Arte Contemporáneo.
Por último, Aragón puso el pasado septiembre la primera piedra de su futuro Museo de Arte Contemporáneo, un proyecto encargado a Rafael Moneo, que albergará el legado del pintor Beulas.