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Caída del 3% en los beneficios

Los beneficios de las empresas del Ibex 35 cayeron un 3,31% en 2001 por la crisis argentina y la desaceleración económica. El descenso también fue del 3% para el conjunto de las empresas cotizadas en el mercado continuo español

Fin de ciclo. Tras siete años consecutivos de fuerte crecimiento de los beneficios empresariales, los resultados de las empresas que cotizan en Bolsa empeoraron en 2001. El retroceso fue del 3,31% en las empresas del Ibex 35, las más negociadas y representativas del mercado, y sólo ligeramente inferior (el 3,0%) en el conjunto de las cerca de 140 empresas que cotizan en el mercado continuo, cuando sólo un puñado de ellas de poco tamaño ha sobrepasado el plazo legalmente previsto sin publicar sus cuentas.

Dos factores han marcado los resultados del ejercicio y ambos en clave de crisis. Por una parte, la desaceleración económica internacional, la cual se vio agravada por los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos. Por otro, la crisis argentina, que tras amenazar con estallar durante todo el ejercicio, lo hizo a finales de año, pero dejando un profundo impacto en los resultados de las grandes empresas españolas.

Los resultados son peores si la comparación se efectúa en términos de beneficio por acción. En el caso de las empresas del Ibex 35, el recorte asciende a casi el 7% utilizando este criterio. El efecto dilutivo sobre el beneficio por acción que tienen las ampliaciones de capital se nota especialmente en Telefónica o los dos grandes bancos. Afinando aún más, si la variación del resultado de las empresas del Ibex se pondera por la parte de las acciones de cada empresa que están representadas en el índice -en función de su capital flotante-, el recorte (que es el significativo en términos de valoración) pasa a ser de prácticamente el 10%.

Las provisiones y saneamientos extraordinarios explican en buena medida el empeoramiento de los resultados. Si se toma el resultado bruto de explotación (el margen ordinario en el caso de los bancos), se observa un crecimiento superior al 10%, superior incluso al incremento del 6% en la facturación. Eso supone que el negocio en sí -salvo en contados casos- no se ha deteriorado y que incluso mejoran los ratios de rentabilidad básicos. Las amortizaciones (ordinarias y de fondos de comercio), los resultados financieros y el diferente signo de los extraordinarios explican en último extremo que ese incremento del resultado bruto de explotación acabe transformado en una caída del beneficio neto.

Una sola empresa se ha bastado en realidad para marcar el signo de los resultados. Se trata de Repsol YPF, cuyos beneficios de 1.025 millones de euros suponen un retroceso del 57,8% con respecto a los de 2000, año en que la petrolera fue el gran motor de los resultados. Esa reducción responde en parte a la caída del precio del crudo, pero, sobre todo, a las provisiones y saneamientos extraordinarios que ha realizado la compañía por su riesgo en Argentina. Sin este último factor, la caída del beneficio habría sido sólo del 18,4%, en línea con la evolución de otros grupos petroleros internacionales.

El lastre de Repsol convierte la subida del 6,5% de los beneficios de las otras 34 empresas del Ibex 35 en una caída del 3,31% para el total. Junto a Repsol, pero en menor medida, ha pesado también Telefónica. Aunque se ha comportado mejor que sus homólogas europeas, no ha podido evitar el signo negativo delante del porcentaje de variación de los beneficios. El resultado neto consolidado cayó un 15,9% en 2001, en lo que supone el primer descenso desde 1992, según los datos de las memorias registradas por la compañía en la CNMV.

La crisis argentina, la de las divisas latinoamericanas, la tormenta en las telecomunicaciones y la ralentización de las economías mundiales son en parte responsables de este resultado. Los verdaderos culpables, sin embargo, son los atípicos o, más bien, la falta de ellos. En 2000, Telefónica tuvo en 3.907,2 millones de euros de plusvalías, la mayor parte sólo contables y procedentes de la salida a Bolsa de Telefónica Móviles. El año pasado, sin embargo, los ingresos extraordinarios se redujeron a 302,1 millones, a pesar de que la compañía apuró hasta la última gota posible, con reversión de provisiones realizadas en ejercicios anteriores incluida. Así, los 2.106,8 millones de euros de beneficio neto de 2001 incluyen el menor impacto de la devaluación del peso argentino posible y que se ha cuantificado en 369 millones para la cuenta de resultados. Otros 1.424,1 millones de efecto argentino se han cargado contra el balance y no consta ninguna otra provisión extraordinaria para posibles contingencias que se produzcan durante el año. Los bancos españoles sí lo han hecho y aún así ganan a la operadora en beneficios.

El motor de Telefónica Móviles

Los resultados de Telefónica han estado también fuertemente condicionados por la evolución de sus dos mayores filiales cotizadas, Móviles y Terra Lycos. La primera ha contribuido con un efecto muy positivo, debido al crecimiento de ingresos y al espectacular alza del beneficio neto, que se ha disparado el 51,3%. La buena evolución del negocio en España y el férreo control del gasto han permitido a la operadora celular capear la crisis de las telecomunicaciones y de Latinoamérica, pero también ha tenido buena parte de responsabilidad la contabilidad. Móviles ha sacado fuera de la cuenta de resultados la mayor parte del impacto de la devaluación del peso argentino, que se carga contra el balance, y también del UMTS. El efecto de las inversiones y los gastos en el nuevo móvil multimedia, incluida la provisión por el pago de la tasa española por uso del espectro radioeléctrico, han sido capitalizados y no han pasado por la cuenta de pérdidas y ganancias. ¿El resultado? Casi 726 millones de euros (471 millones del móvil de tercera generación en España, Alemania, Italia, Suiza y Austria, y 254,8 millones de la devaluación del peso) que no han lastrado los beneficios.

Si Móviles ha supuesto un aliento para los resultados de Telefónica, Terra Lycos ha seguido siendo un lastre, pero de menos peso por la menor parte de los resultados que Telefónica se apunta en sus cuentas. El drástico control de los costes y la obsesión por mejorar la rentabilidad no han podido evitar que las pérdidas de la filial de Internet ascendieran a 566,3 millones de euros. La facturación, además, dio en 2001 señales de debilidad.

Con Repsol, Telefónica y Terra como lastres, han sido los sectores de construcción y el de bienes de consumo (con Altadis a la cabeza) los que han actuado como motores. Las eléctricas han mantenido el tipo, más aún si lo que se tiene en cuenta es el beneficio por acción. Endesa ha presentado peores cifras operativas que ha podido compensar con la baja fiscalidad derivada de la mejora en la fiscalidad de las plusvalías. Los sólidos resultados de Iberdrola le han permitido sanear su balance, mientras Unión Fenosa volvía a aportar las mejores noticias del sector. Los bancos, por su parte, han aportado su granito de arena al crecimiento, pero esta vez no ha sido suficiente. Las fuertes provisiones del BBVA y el Santander Central Hispano para poner teóricamente a cero su riesgo en Argentina han provocado un crecimiento de los beneficios del 8,8% entre los bancos y del 9,7% entre las empresas de servicios financieros en su conjunto. Esta vez, los beneficios del Popular y Bankinter han crecido más que los de los dos grandes. Alba, por sus plusvalías, Gas Natural e Inditex han estado entre las empresas que también han impulsado los resultados. Aceralia y Acerinox han sufrido el empeoramiento del ciclo de las materias primas, mientras Amadeus, NH Hoteles y Sol Meliá eran las empresas más directamente afectadas por el 11 de septiembre.

La vuelta de Sogecable a los beneficios -los primeros desde su salida a Bolsa- deja a Terra como única empresa del Ibex en números rojos. Tiene compañía, eso sí, en el Nuevo mercado, con Jazztel, Avánzit, Amper, Picking Pack y Tecnocom.

Primer año a la baja tras siete de escalada

 

La caída de los resultados de 2001 se produce después de siete ejercicios consecutivos de vacas gordas, en los que los beneficios habían crecido a un ritmo medio anual de casi el 20%. Las tasas de crecimiento más altas habían llegado precisamente en 1999 y 2000, pero venían explicadas en buena medida por las masivas ampliaciones de capital realizadas por las grandes empresas. En términos de beneficio por acción, los ascensos no habían sido tan fuertes.

 

 

 

 

 

 

 

La secuencia de evolución de los resultados empresariales y de las cotizaciones bursátiles no es siempre paralela. En toda la década pasada, el año en que más subió la Bolsa fue precisamente en 1993, el último ejercicio en que los beneficios se recortaron. El mercado parecía adelantarse al ciclo de fuerte crecimiento y rentabilidad que se avecinaba. En la fase actual, la Bolsa parecía ir descontando el empeoramiento de resultados desde 2000 y, de hecho, el mercado ha encadenado dos ejercicios consecutivos de caída de las cotizaciones por primera vez en más de 20 años.

Construcción y consumo, sectores estrella

 

En un año para olvidar, hay dos sectores que brillan con luz propia entre los resultados de las empresas cotizadas: construcción y bienes de consumo. Es este último realmente la labor se debe a sólo dos compañías (Altadis y Heineken) que se liberan de resultados extraordinarios negativos que lastraron su resultado en 2000. Así, el total del segmento dedicado a bebidas y tabaco sube un impresionante 773,1% en beneficios, pese a que Paternina se sumerge en números rojos. En el grupo de comercio minorista pesan más las espectaculares pérdidas de Picking Pack y el empeoramiento de Aldeasa y Enaco que la mejora de Carrefour, debida a extraordinarios. En textil es Dogi la que entra en pérdidas mientras Adolfo Domínguez retoma el crecimiento e Inditex se convierte en motor. En alimentación, sólo Campofrío y Natra se quedan al margen de la mejora. En otros bienes de consumo, los pagos de Johnson & Johnson no bastan para que Zeltia mejore su resultado.

 

 

 

 

 

 

 

El sector que estuvo más en plena forma fue el de la construcción, donde FCC es la compañía que más factura y gana, por delante de Dragados, que sin embargo crece más. Los peores resultados corresponden a OHL y Acciona.

 

 

 

Los sectores más cíclicos, como los de metales, papel, maquinaria o materiales de construcción que vivieron un excelente año 200, han sido una rémora para el conjunto en 2001. En las empresas de servicios vuelven a sobresalir las inmobiliarias, mientras que el ciclo afecta de manera negativa a las de turismo, transporte o medios de comunicación.

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