Skoda, un socio de primer nivel
La industria del automóvil es, sin duda, la más prometedora de la República Checa. Este sector genera un volumen de ventas de unos 6.670 millones de euros, participa con un 13% en la producción total de manufacturas del país y con un 14% en todas las exportaciones checas, además de emplear a un total de 130.000 trabajadores. Desde 1990 esta industria ha recibido 5.750 millones de euros en concepto de inversión y alrededor de la mitad de las 50 empresas de componentes más importantes se han instalado en esta nación centroeuropea.
El dinamismo de la automoción se explica por varias razones. En primer lugar, la existencia de 110 compañías extranjeras dedicadas a este sector en el país, de las que 80 producen accesorios. De todas ellas, la división Skoda, del grupo Volkswagen, ha conseguido tan buenos resultados en esta nación, que se ha constituido en un foco de atracción para otras empresas extranjeras. La oportunidad es suministrar a Skoda equipamiento y componentes con la fórmula de la subcontratación. Esta relación, en muchas ocasiones, ha dado lugar a posteriores suministros para Volkswagen en otros mercados donde opera el grupo.
En segundo lugar, la competitividad de esta industria es superior a la de otros países, sobre todo al compararla con los miembros de la UE, gracias a la elevada cualificación de la población trabajadora, que además percibe bajos sueldos, y a que el mercado de la energía y de los materiales aún no está completamente liberalizado. Todo ello proporciona precios más ventajosos. No obstante, estos privilegios desaparecerán con la plena integración en la Unión Europea.
La ya mencionada capacidad de la masa trabajadora es razón suficiente para estimular la inversión en el sector del automóvil. Su tradición es prolongada, lo que favorece que muchos de los estudios cursados en los centros de formación profesional y técnica estén dirigidos a esta especialidad.
La última de las razones se refiere a la localización estratégica de la nación en el centro de Europa, muy próxima a Alemania, Hungría, Polonia, Eslovaquia y otros países, que también cuentan con una industria automovilística importante. De esta forma, los inversores pueden encontrar en la República Checa un idóneo centro de operaciones para trabajar en las actividades de suministro de componentes a las principales firmas del sector.
Invertir en I+D
Aunque la actividad referente a los vehículos catalogados como turismos marcha por buen camino, en los últimos años se ha apreciado una caída en la producción y ventas de camiones y furgonetas, lo que procura una inmejorable oportunidad de inversión para las empresas que estén interesadas en participar en el proceso de reestructuración urgente de esta rama.
Sin embargo, e independientemente del tipo de vehículo, la mayoría del capital extranjero se está destinando a las actividades de investigación y desarrollo (I+D), pues la fuerte competencia de este mercado obliga a incorporar constantes mejoras con vistas a obtener una mayor calidad y a responder con flexibilidad a las demandas del consumidor. Actualmente, el 80% de las empresas dedicadas a la fabricación de productos finales cuenta con sus propios programas de I+D, pero en la rama de los accesorios ese porcentaje cae al 58%, y al 46% en el caso de las firmas participadas con capital extranjero.
Asimismo, la adhesión de la República Checa a la Unión Europea supondrá la liberalización total de la energía, uno de los mercados más estrechamente vinculados a esta industria, lo que favorecerá las actuaciones de I+D en lo referente a buscar nuevas fuentes de energía que, además de contribuir a la eficiencia en el proceso productivo, ahorren costes para la empresa.
Objetivo, reducir la polución
Preservar el medio ambiente es uno de los objetivos prioritarios marcados en el proceso de integración en la Unión Europea. El mercado checo puede ofrecer muy buenas posibilidades de inversión para proteger las ciudades y áreas sensibles de los efectos negativos del intenso tráfico al que se ven sometidas. Por esta razón, ya están previstas mejoras en la tecnología de los vehículos, en el desarrollo del transporte público y el desarrollo de corredores ferroviarios.
En cuanto a la industria, se requerirán tecnologías avanzadas de control y depuración de emisiones, implantación de sistemas de gestión adecuados y búsqueda de alternativas energéticas menos contaminantes, como la cogeneración y la producción de energía de fuentes renovables.
A esto hay que añadirle la inversión en la gestión para suplir las grandes pérdidas de agua en los sistemas de suministro y alcantarillado y la implantación de las mejores tecnologías disponibles en la industria para cumplir con la normativa europea IPPC de control integrado de la contaminación.
Habrá buenas oportunidades en actuaciones de recuperación de suelos e implementación de buenas prácticas agrícolas, según las necesidades detalladas en el Programa sobre el Estado de la Naturaleza y la Protección del Paisaje.
Por último, la nueva Ley de Residuos favorecerá una reforma nacional en materia de residuos, envases y embalajes que abre un amplio abanico de posibilidades de desarrollo empresarial en esta materia.