El motor industrial del Este
La República Checa es uno de los candidatos al ingreso en la UE con mayor renta per cápita (14.500 euros frente al 8.688 de media en la región); es también el país que presenta mejores resultados en el proceso de adhesión, con una de las economías más abiertas (las exportaciones equivalen al 63% del PIB y las importaciones al 64%), y dispone de la estructura industrial más desarrollada de la Europa Central, que aporta el 33% del PIB.
Todas estas circunstancias, unidas a su situación geográfica en el centro de Europa, que le convierte en plataforma ideal para el acceso a los mercados del norte y el este del continente y a las repúblicas ex soviéticas, han convertido a este país, nacido en 1993 tras la disolución pacífica de Checoslovaquia, en segundo receptor de inversiones extranjeras de la zona, tras Polonia, con más de 20.000 millones de euros recibidos en la última década, y en un fijo para entrar en el grupo de países que se incorporarán en la primera ampliación comunitaria.
Por la República Checa han apostado con fuerza los inversores alemanes, holandeses, suizos, franceses, británicos y austríacos, entre otros. Allí están instaladas ya multinacionales como Volkswagen, Teisource, Atlantic Vest, Philip Morris, Daewo, Steyr, Nestlé, Siemens, Shell o ABB. Y, sin embargo, también aquí, como en el conjunto de los llamados Pecos (Países de Europa Central y Oriental) las empresas españolas han llegado tarde.
Aunque es cierto que entre 1999 y junio de 2001 (últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio) las inversiones españolas en este país se han multiplicado por 10 alcanzando 105,79 millones de euros (17.601,6 millones de pesetas), nuestra presencia sigue siendo mucho más modesta que la de nuestros socios en la UE y la República Checa sigue sin ser el destino favorito de las inversiones españolas en la región. Entre las principales empresas allí instaladas destacan Roca Sanitarios, Viscofán-Gamex, Unión Fenosa (en la actividad de consultoría), Cikautxo, Estampaciones Sabadell (en el sector auxiliar del automóvil) y Hoteles Barceló.
En consonancia con esta mínima inversión, la participación de empresas españolas en el programa de privatizaciones checo ha sido inexistente. Esta limitada presencia empresarial directa se configura también como uno de los principales obstáculos al desarrollo de nuestra exportación que, a pesar de todo, ha experimentado un importante crecimiento en los últimos años. La República Checa es el 25º cliente de España (el segundo en Europa del Este tras Polonia) y nuestro 41º proveedor. Las exportaciones españolas a la República Checa representaron en 2000 el 0,52% de todas nuestras ventas al exterior con 636,86 millones de euros (105.964 millones de pesetas), frente a unas importaciones por valor de 535,99 millones de euros (89.182 millones de pesetas).
Automóviles y sus componentes, maquinaria mecánica, frutas y hortalizas, electrodomésticos, material eléctrico, calzado, productos químicos, plásticos y alimentos y bebidas suponen el grueso de nuestra exportación a la República Checa, y estos sectores son también en los que existen mayores oportunidades de desarrollo comercial. Mientras, en el capítulo de las inversiones, las oportunidades de negocio se concentran en tres sectores de futuro: electricidad, componentes de automóvil y turismo, además de infraestructuras y telecomunicaciones, actividades todas ellas estimuladas por los nuevos incentivos aprobados para la inversión extranjera y la continuidad del esfuerzo privatizador.
Al final de un largo túnel económico
La economía checa sigue convaleciente tras la grave recesión de 1998, que se prolongó hasta el primer trimestre de 1999 y que en los últimos meses empieza a mostrar señales de recuperación. En este contexto, los resultados de las elecciones parlamentarias convocadas para el próximo mes de junio y la probable fragilidad del nuevo Gobierno, a tenor de las encuestas, pueden relanzar el ritmo de las reformas estructurales, aunque manteniendo las políticas de apertura de la economía y de saneamiento de las finanzas públicas.
Puntos fuertes El Informe Riesgo País del grupo Coface, líder mundial del seguro de crédito a la exportación, estima que la integración progresiva del país en las organizaciones occidentales asegura su estabilidad y la continuidad en las reformas económicas. Otras fortalezas de la República Checa son: la mejora en la competitividad de las exportaciones derivada de los esfuerzos realizados en la modernización y la reestructuración de las empresas y del aumento de las inversiones, el alto potencial del aparato productivo y el moderado nivel de endeudamiento exterior.
Puntos débiles En sentido contrario, las debilidades más importantes de la economía checa detectadas por Coface son: la fuerte dependencia de sus principales socios comerciales (Alemania, Italia y Eslovaquia), una reconversión industrial insuficiente y un elevado déficit de las finanzas públicas.
Privatizaciones La privatización de las pequeñas empresas está finalizada y la de las grandes en fase avanzada gracias a la privatización masiva por cupones. El Estado mantiene todavía importantes paquetes de acciones en minas, acerías, químicas, refinerías, generación y distribución eléctricas y telecomunicaciones.
Acceso al mercado No existe ningún tipo de tarifa ni cuota restrictiva para las importaciones industriales procedentes de la UE. Para los productos agrícolas el nivel medio de los derechos aduaneros es del 11%. Entre España y la República Checa fue firmado un Acuerdo para el Fomento y la Protección Recíproca de Inversiones, en vigor desde el 28 de noviembre de 1991.
Sistema fiscal Se mantiene en vigor el acuerdo para la evitar la doble imposición entre España y Checoslovaquia de 1980. A nivel interno existen dos tipos impositivos del IVA: 5% para la mayoría de los servicios y algunos productos como los alimenticios, farmacéuticos o de papelería, y 22% para el resto. Las bebidas alcohólicas y los combustibles están gravados por impuestos al consumo. Finalmente, el tipo de gravamen del impuesto de sociedades es del 31%.