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Golf

Tiger estropea la fiesta a Accenture

La eliminación del número uno del golf quiebra el torneo Accenture, en el que la consultora ha invertido más de 11 millones de euros

Accenture, la antigua Andersen Consulting, no ha estado muy acertada con su multimillonaria inversión en el mundo del golf profesional, una de las operaciones más costosas que afronta el departamento de marketing de la empresa. Los 10 millones de dólares (11,4 millones de euros), 10, que pone encima de la mesa para patrocinar el primer torneo de la temporada perteneciente al World Golf Championships, en el que participan los mejores golfistas del planeta, se han esfumado por los caprichos de un deporte que, como saben los millones de jugadores que lo practican, depende de que la bola quiera o no entrar en el agujerito.

Esto fue lo que le sucedió al mismísimo número uno mundial, Tiger Woods, que el pasado miércoles regresó a su California natal para tomar parte en la cuarta edición del Accenture Match Play Championship, un torneo cuya modalidad de juego le convierte en un cúmulo de sorpresas involuntarias que hacen impronosticable cualquier desenlace que se base en la lógica. Tiger, que esta temporada no ha ganado nada, tenía cara de llegar hambriento al campo de La Costa Resort and Spa de Carlsbad, al norte de San Diego. Los organizadores se frotaban las manos y es que el panorama invitaba. El número uno debutaría contra el 64 del ranking, tanto como decir que el primero se las vería con el último, en este caso un tal Peter O'Malley, regordete y con cara de pasárselo bien por el mero hecho de jugar al lado de Woods.

Todo estaba preparado para conseguir un éxito resonante, máxima audiencia en televisión, un campo repleto de espectadores y páginas en todos los periódicos del mundo. Incluso el comisionado de la PGA Tour estadounidense, Tim Finchem, auténtico artífice de estos torneos multimillonarios destinados a satisfacer las ansias crematísticas de una elite que en su día amenazó con un motín y montar su propio circuito gestionado por los jugadores, tiró la casa por la ventana. 'Es un gran honor dar la bienvenida a este torneo a los héroes americanos, a los miembros del ejército, del cuerpo de policía y de bomberos, todos ellos podrán entrar gratis al campo de La Costa y ver en acción a los mejores golfistas del mundo y sentirse cerca de ellos. Es nuestro modo de agradecerles todo cuanto hacen por nosotros', dijo antes de que el campo se llenara de personal de estos cuerpos. La ubicación del campo de La Costa, cerca de San Diego, una zona que cuenta con varias bases aéreas y navales, importantes contingentes de patrullas de carreteras que controlan el paso fronterizo con México y, por supuesto, los bomberos, aseguró el lleno en la primera jornada del torneo en la que aún permanecían los 64 mejores jugadores del mundo, entre ellos los españoles Sergio García y Olazábal.

Finchem no sabe qué hacer para que el público asista a las dos últimas jornadas, hoy y mañana. La pronta eliminación de Tiger descabezó el torneo. Responsables de Accenture se preguntan por qué han sido los únicos en aceptar el patrocinio de una competición que se juega por hoyos y en el que el perdedor se marcha inmediatamente, cuando en otros torneos, los jugadores continúan en acción.

El director de deportes de la cadena ABC tampoco sabe cómo le convencieron para que abonase unos elevados derechos de televisión para después transmitir, en horario de máxima audiencia, una final que, por su sistema de juego ofrece la máxima emoción, pero se ha quedado sin la mejor estrella del reparto, que es Tiger Woods. Accenture ha visto, impotente, cómo los jugadores se repartían un botín de cinco millones de dólares en premios más otros tantos de gastos organizativos. Tiger, el hombre que ha hecho ricas a otras compañía cercanas, les ha fastidiado el negocio.

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