Ya nada será como antes en Argentina
Los cacerolazos, las asambleas barriales y las marchas piqueteras sugieren nuevas formas de expresión de la sociedad que se contraponen a las formas clásicas de representación política (...). No está demostrado que la protesta de la clase media (...) tenga el mismo sentido que la de los millones de desocupados, pobres e indigentes, pero sin duda algunos vasos comunicantes hay entre una y otra.
Dada esta conjunción popular, resulta poco convincente la hipótesis de una guerra civil, ya que ésta implica una división del pueblo en dos bandos. Pareciera, más bien, que el pueblo está unido contra la clase política y la clase dirigente en general (...).
Pero, si bien la hipótesis de una guerra civil resulta impropia, no lo es la de la anarquía (...). Reformar la política no es anular la política ni los sistemas de representación, sino hacerlos más transparentes y eficaces, redimensionarlos, achicarlos.