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Carreteras

Disputas entre los socios bloquean la autopista más costosa de España

Las discrepancias entre los socios de la promotora de las autopistas radiales III y V de Madrid, el mayor contrato de este tipo adjudicado en España (720 millones de euros o 120.000 millones de pesetas de presupuesto), han provocado prácticamente el bloqueo de las obras, que deberían haber concluido en diciembre pasado. El desacuerdo entre los socios sobre los costes ha impedido también conseguir la financiación necesaria. Para intentar resolver la crisis, los socios de Accesos de Madrid han decidido fichar a un histórico del sector de la construcción, Emilio Cebamanos. La apertura de estas vías podría retrasarse tres años más.

Las autopistas radiales III y V de Madrid deberían haberse abierto al tráfico el pasado mes de diciembre, al igual que el tramo Oeste de la M-50, una autopista sin peaje que circunvalará Madrid y que se financiará con los ingresos generados por las radiales. Así lo anunció el Ministerio de Fomento en noviembre de 1999, cuando el entonces ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, firmó el contrato de adjudicación a Accesos de Madrid Concesionaria Española.

No ha sido así, y es posible que hasta que los coches transiten por esa vía pasen varios años debido al retraso que arrastran las obras y a los problemas de financiación que está encontrando la concesionaria.

La promotora es titular del mayor contrato de autopistas adjudicado en la historia de España. Está participada por las constructoras FCC, ACS, OHL y Sacyr, que en conjunto controlan un tercio del capital; las concesionarias Acesa, Iberpistas y Empresa Nacional de Autopistas (ENA), que aglutinan otro 33%, y Caja Madrid, titular del tercio restante. La crisis que atraviesa tiene varias causas, aunque la principal radica en las discrepancias que mantienen las constructoras y el resto de socios sobre el presupuesto real de las obras, que se ha desviado al alza de forma significativa, según han confirmado fuentes solventes de cada uno los bloques de accionistas.

Los cuatro grupos constructores reclaman desde hace tiempo la revisión del presupuesto y también ha habido profundas diferencias entre ellos sobre el reparto de la carga de trabajo. El argumento de estos accionistas es que la oferta ganadora fue muy agresiva tanto en los peajes ofrecidos como en el presupuesto de las obras y en las garantías financieras.

La demora acumulada por las obras y el retraso en la fecha para poder empezar a hacer caja desbaratan las cifras que aparecen en el contrato. Las tres concesionarias de Accesos de Madrid, ajenas al negocio que genera la construcción de la infraestructura y expertas a la hora de hacer proyecciones financieras afinadas sobre la rentabilidad de un proyecto de este tipo, ven peligrar los retornos que pueden generar dos de los corredores con mayor potencial de tráfico de España.

Por su parte, Caja Madrid, que en calidad de socio debe liderar el sindicato de financiación, no ha podido hasta ahora armar el enorme préstamo que requiere este proyecto. Hay que recordar que las concesionarias de autopistas en España suelen contar con recursos propios aportados por los socios equivalentes al 10% de la inversión. El resto son recursos ajenos.

Pese a todo, los problemas de Acceso de Madrid se iniciaron desde sus primeros meses de vida. El primer obstáculo serio fueron las expropiaciones, a cuyo coste se opusieron decididamente muchos propietarios con el apoyo de alcaldes de varias localidad afectadas por el trazado. La concesionaria también ha sufrido presiones para modificar el trazado de la R-V a su paso por Leganés, que finalmente fueron tenidas en cuenta.

Todo este rosario de problemas hacen temer a alguno de los socios de Accesos de Madrid que la apertura de las dos radiales de pago se demore hasta el año 2005, lo que supondría tres años de retraso sobre la fecha comprometida con Fomento.

Accesos de Madrid preveía inicialmente cobrar en hora valle a los vehículos ligeros 0,057 euros (9,5 pesetas) por kilómetro y en hora punta 0,075 (12 pesetas por kilometro).

Un histórico de FCC para otro proyecto complicado

 

Los agitados socios encargados de promover las radiales III y V de Madrid y el tramo oeste de la M-50 han decidido recurrir a un histórico del sector de la construcción, buen conocedor también del mundo de las concesiones, para rescatar de la crisis el mayor contrato de autopistas adjudicado hasta la fecha en España. Emilio Cebamanos, que hasta hace un año había desarrollado casi toda su carrera profesional en el grupo Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), es el hombre de consenso elegido por Accesos de Madrid para acercar posiciones entre los tres bloques de accionistas y sobre todo conseguir la financiación necesaria para que se pueda lleva a cabo el proyecto.

 

Cebamanos será el primer ejecutivo de Accesos de Madrid, y contará con el apoyo del actual director general, Manuel Ibáñez.

 

Tras dejar hace un año sus funciones ejecutivas en el grupo FCC, donde sigue ocupando un puesto en el consejo de administración, Cebamanos se está especializando en asumir las responsabilidad de proyectos de gran complejidad. Hace pocos meses fue nombrado presidente de otra gran actuación urbanística de Madrid que también ha acumulado un gran retraso por diversos problemas y que ahora se quiere acelerar.

 

Se trata del proyecto urbanístico Chamartín, que implica la prolongación del Paseo de la Castellana hasta la M-40, una iniciativa que actúa sobre tres millones de metros cuadrados. El proyecto incluye el soterramiento de las vías de la estación de Chamartín.

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