El sector afronta Fitur sin despejar el horizonte de la temporada próxima

Si en las últimas dos ediciones de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) los empresarios y las instituciones implicadas en esa actividad se reunían bajo las señales de la bonanza económica y la confianza en el negocio era total, la vigésimo segunda edición de la muestra, que se celebrará entre el 30 de enero y el 3 de febrero y a la que prevén asistir 8.525 empresas, servirá para despejar las dudas que se ciernen sobre el sector y la próxima temporada turística.

La principal incertidumbre que planea sobre el futuro inmediato del turismo en España se refiere al comportamiento que tendrán los turoperadores europeos ante la tendencia de sus clientes de aplazar hasta el último momento sus reservas. Eso podría inducir a los mayoristas a reducir la capacidad y la programación de vuelos hacia España, lo que podría generar un cuello de botella, según ha indicado recientemente el vicepresidente de Sol Meliá, Sebastián Escarrer.

Pero no todos coinciden en esos temores. Según varios directivos de cadenas como NH, Sol Meliá o AC, las previsiones no son tan malas. Todos ellos indican que las empresas, que son sus principales clientes, no van a dejar de viajar, aunque sí apuntan que el único segmento de negocio que perderá es el de los hoteles de lujo, ya que cuentan entre sus clientes con corporaciones estadounidenses.

Los inversores europeos tampoco parece que tengan dudas. Según asegura el vicepresidente de Jones Lang LaSalle Hotels, Jordi Frigola, 'todavía existe un fuerte interés de los inversores por hoteles de calidad y bien situados en las principales ciudades europeas'. Precisamente en ese segmento de negocio es en el que se han cerrado dos operaciones en España en los últimos dos meses: la compraventa del Hotel Villa Magna de Madrid y la del Hotel Arts de Barcelona.

También se está produciendo un fuerte aumento de la oferta de hoteles de ciudad, que está presionando sobre los márgenes de las empresas.