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'Telecos'

Telefónica y los socios de su filial en Italia se inclinan por congelar el proyecto

Ipse puede convertirse pronto en la Xfera del mercado italiano del móvil. Si nada lo impide, Telefónica Móviles y el resto de los socios del consorcio ganador de una licencia de telefonía móvil de tercera generación optarán por congelar la empresa y retrasar su lanzamiento al mercado hasta la llegada del UMTS. Sólo un cambio de actitud de los accionistas italianos, con el compromiso de aportar su parte proporcional de la inversión necesaria, podría cambiar la decisión.

Telefónica Móviles y sus compañeros de viaje en el consorcio que ganó una de las licencias UMTS de Italia se volverán a ver las caras mañana, en el primer consejo de administración del año de Ipse. El objetivo de la reunión es debatir un plan de negocio que permita a la operadora lanzarse al mercado ya, utilizando las redes de Omnitel, la filial de Vodafone en Italia, para dar servicios de segunda generación.

Pero si el objetivo está claro, también lo está el problema. Los socios de Telefónica Móviles son reacios a inyectar los recursos financieros necesarios para llevar adelante el lanzamiento y la compañía española no está dispuesta a afrontar el desembolso en solitario. Con estas premisas, fuentes cercanas al proceso aseguran que la única salida es congelar el proyecto y esperar a que la tecnología UMTS sea una realidad para despegar.

La decisión podría tomarse en este mismo consejo o ser pospuesta para una próxima reunión. Al fin y al cabo, como reconoce una fuente cercana a las compañías afectadas, 'los planes de Ipse llevan meses de retraso. No se ha avanzado y se han incumplido todos los plazos fijados. La previsión era salir al mercado a finales del año pasado y no se ha hecho, como tampoco se han conseguido acuerdos para compartir redes que permitan reducir sustancialmente la inversión necesaria'.

Según los cálculos iniciales, el desarrollo del negocio y de la red UMTS en Italia requerían una inversión cercana a los 6.000 millones de euros (casi un billón de pesetas) a 10 años vista, que se suma al casi medio billón de pesetas desembolsados para comprar la licencia. Sin embargo, en marzo del año pasado, Telefónica Móviles ya había reducido a 3.500 millones de euros (582.351 millones de pesetas) las necesidades de financiación. Y el objetivo era rebajarlas aún más gracias a acuerdos para compartir redes, similares a los firmados en Alemania.

Plan de negocio

Los acuerdos no se han conseguido todavía, pero la intención de los gestores de Ipse es presentar a sus accionistas un plan de negocio que reduzca al mínimo posible los desembolsos de los socios. Todo apunta, sin embargo, a que sean cuales sean los resultados que presente el equipo directivo, los accionistas italianos, entre los que se encuentra Banca di Roma y Fiat, a través de Atlanet, van a ser muy reacios a invertir dinero.

Fuentes cercanas a Telefónica Móviles aseguran que en ningún caso han dejado de confiar en el proyecto y en sus previsiones de rentabilidad, pero con una condición irrenunciable: la distribución proporcional entre los accionistas de las necesidades de capital.

En la opción de congelar la empresa hasta la llegada del UMTS también están influyendo los retrasos en la implantación de la telefonía móvil de tercera generación. La consideración es la misma que se planteó Xfera cuando hibernó su proyecto y se basa en la incertidumbre que genera salir al mercado utilizando la red de un competidor sin tener claro cuándo podrá utilizar sus propias infraestructuras de UMTS. Los gastos en los que se incurre son asumibles por un tiempo, pero es difícil convencer a empresas ajenas al sector de las telecomunicaciones para que tomen riesgos incuantificables por desembolso y por tiempo.

Una salida alternativa que permitiría a Telefónica Móviles seguir con sus planes de lanzamiento inminente sería la compra de la participación de sus compañeros en Ipse. Aunque todo depende del precio, todo apunta a que los hipotéticos vendedores estarían dispuestos a llegar a un acuerdo. Lo que no está tan claro es que la compañía española quiera hacer desembolsos adicionales en UMTS y aumentar su exposición a una tecnología que, en estos momentos, no cuenta con los parabienes de los inversores y de la Bolsa.

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