La silla más célebre del siglo XX
La silla Panton sigue siendo uno de los iconos del diseño de los sesenta. Una exposición presenta por primera vez la obra de Verner Panton en España
El concepto de diseño escandinavo se ha convertido después de medio siglo en un término establecido. Su origen se atribuye al director de la Sociedad Finlandesa de Artesanía y Diseño en los años cincuenta cuando, bajo su liderazgo, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Noruega protagonizaron una exhibición itinerante en Estados Unidos durante 1954-1957, con el título Diseño en Escandinavia. Lo cierto es que a finales de los años cuarenta y durante toda la década de los cincuenta los países escandinavos, junto con EE UU, dominaban el mundo del diseño internacional. En muebles destacaba especialmente Dinamarca, con un diseño caracterizado por las tradiciones artesanales en su elección de materiales y métodos de fabricación: el típico estilo teca. En este contexto surge la figura de Verner Panton y sus revolucionarios diseños. Nuevos materiales y métodos de producción industrial con una idea: crear productos económicos y de calidad que estuvieran al alcance de la mayoría de la población. Una elección de la que resultaría la conocida silla Panton, con la que su autor se situó en la cima mundial del diseño.
La obra de Verner Panton llega por primera vez a España de la mano de la Fundación Pedro Barrié de la Maza. Una retrospectiva organizada por el Vitra Design Museum de Alemania en la que se muestran más de 125 obras creadas entre mediados de los años cincuenta y mediados de los setenta, mereciendo capítulo aparte la historia y desarrollo de la célebre silla Panton, la primera en voladizo monobloc, moldeada en plástico.
Como muchos de sus colegas, Verner Panton (1926-1998) llegó al diseño a través de la arquitectura. Trabajó en el estudio del aclamado Arne Jacobsen -este año se conmemora el centenario de su nacimiento- y participó en el proyecto de la legendaria silla Hormiga. Ya independizado, experimentó con formas geométricas y nuevos materiales plásticos de producción industrial de la época. De hecho, los experimentos fueron su gran pasión, aunque esa búsqueda constante de la innovación fue interpretada por algunos de sus contemporáneos como una provocación.
En 1950, proyectó la silla Soltero, ejemplo del funcionalismo minimalista de los años cincuenta. En ésta, igual que en la silla Tívoli, realizadas por el fabricante de muebles Fritz Hansen, se aprecia una ruptura con la artesanía mobiliaria danesa. Sin embargo, aún no se distingue el sello independiente. æpermil;ste llegaría tres años después con la silla Cono, diseñada originalmente para la taberna Komigen en su isla natal de Fünen, que asombró más allá de las fronteras de Dinamarca y que forma parte de la colección Plus-linje. Llegaban los éxitos, aunque se seguía resistiendo el proyecto en plástico, pero la frase 'no funcionará' no entraba en el vocabulario del audaz diseñador escandinavo. Después de un proceso largo e intenso de desarrollo, en 1967 se presentaba al público la silla Panton, la primera que se hizo de una sola pieza en plástico en la que el usuario tenía la sensación de flotar en el aire, en varios colores, porque el color era considerado más importante que la forma. 'Uno se encuentra más cómodo sentado en un color que le gusta', decía. Se trata de uno de los diseños de silla más célebres del siglo XX, presente en las colecciones del MOMA de Nueva York. En la actualidad, la silla es producida por Vitra en fibra de vidrio, la original, y en polipropileno, menos pesada (552,93 euros y 181,26 euros, respectivamente, en Garaje Regium, c/ Pradillo, 5. Madrid).
La exposición, que permanecerá abierta hasta el 24 de marzo en la sede de la Fundación Pedro Barrié de la Maza (Cantón Grande, 9. A Coruña), acerca al público a los legendarios diseños de Verner Panton, muchos de los cuales aún siguen siendo fabricados, como la lámpara Maceta, de 1968. Entre todas las distintas áreas de su obra, las raíces nórdicas de Panton nunca son tan evidentes como en sus diseños de iluminación. Su interés no sólo era técnico y estético, también deseaba explorar el efecto emocional de la iluminación. Además de sus diseños para lámpara y apliques tradicionales, desarrolló esculturas iluminadas y apliques de alumbrado que son a la vez objetos decorativos.
Panton también se distinguió como diseñador de textiles. Su estrecha colaboración con la firma Mira-X a lo largo de muchos años produjo una colección muy extensa e históricamente única basada en unos pocos diseños y colores.
De crucial importancia en su obra son los diseños de habitaciones. Su objetivo era vencer la división tradicional en una habitación en tres partes: suelos, paredes y techos, y conseguir un concepto unificado del diseño. Para ayudar al público a comprender este concepto se ha reconstruido parcialmente la habitación Paisajes de Fantasía, de la exposición Visiona 2 de 1970 en Colonia. Mediante el modelado de todas las superficies que delimitaban el interior, logró crear un paisaje formado orgánicamente, parecido a una cueva, en el cual uno podía sentarse o estar tumbado y que, merced principalmente a su colorido mágico, es considerado como una de las creaciones más importantes e impresionantes del diseño de interiores del siglo XX.
Panton siguió en activo hasta su muerte en septiembre de 1998. Esta retrospectiva concluye con sus últimas obras. Al contrastarla con el trabajo de jóvenes diseñadores, la exposición pretende también documentar su influencia en el desarrollo del diseño internacional.