El 84% de las fachadas centenarias de Barcelona está en mal estado
tenarios de Barcelona tiene las fachadas en mal estado de conservación, resultando peligrosas para los viandantes, según un estudio del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona. El estudio revela también que sólo la mitad de los edificios de la Ciudad Condal de más de 100 años dispone del certificado obligatorio que garantiza la seguridad y buen estado de los elementos exteriores del inmueble.
Barcelona cuenta aproximadamente con 5.700 edificios con una antigüedad superior a 100 años. El 84% de ellos se encuentra en mal estado de conservación y necesita una intervención inmediata, según un estudio del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona. El informe destaca que las celosías son los elementos de la fachada que presentan un mejor estado de conservación, ya que el 82% no necesita repararse. Las cornisas, por el contrario, son los elementos más problemáticos, ya que el 48% necesita repararse antes de un año y el 21% se califican de peligrosas, lo que requiere una intervención inmediata. La reparación urgente de los edificios es necesaria en un 39% de las viviendas y en otro 42% es preciso acometer la rehabilitación antes de un año. Tan sólo el 19% de las fincas centenarias no necesitan reparación de urgencia.
Las principales irregularidades detectadas en las viviendas centenarias son el desprendimiento de los revestimientos, las grietas en la fachada y la humedad a causa de la degradación de los materiales.
Inspección
El estudio, elaborado con los datos obtenidos por el Colegio de Aparejadores tras la inspección de 2.000 viviendas, dictamina que la mitad de los edificios no dispone del certificado obligatorio de seguridad y conservación de la fachada y sus elementos ornamentales, contemplada en la ordenanza municipal de Usos del Paisaje Urbano. La normativa obliga a los propietarios de edificios con más de 15 años a disponer del certificado. Fue aprobada en junio de 1999 y entró en vigor para las fincas con más de cien años en junio de 2001. El certificado, que tiene un periodo de vigencia de 10 años, se elaboró en 1999 a raíz de tres accidentes mortales producidos en Barcelona por el desprendimiento de elementos exteriores de fachadas. El certificado será obligatorio este año para las viviendas con una antigüedad entre 50 y 100 años, y el plazo para los edificios entre 16 y 50 años acaba en junio de 2003.
El hecho de que no sea obligatorio presentar el certificado una vez se obtiene dificulta saber con exactitud cuantas viviendas ya lo poseen. Si el edificio carece del certificado y se detectan deficiencias en la fachada, el ayuntamiento sanciona a los propietarios o comunidades de vecinos con un 20% del coste de las obras de rehabilitación de la fachada. Los distritos de Barcelona han iniciado una campaña para comunicar el carácter de obligatoriedad del certificado en la que se ofrecen ayudas para poder realizar la inspección, aunque no especifican la cuantía de las mismas, según fuentes de la Cámara de la Propiedad de Barcelona.
El consistorio ofrece ayudas a la rehabilitación de los edificios, que ascienden a un 10% del coste total de las reformas. La Generalitat subvenciona entre un 10% y un 30% estas tareas si el técnico de la inspección califica la fachada como peligrosa.