La falta de acuerdo con los bancos agrava la crisis argentina
Argentina es un país paralizado y en disgregación. La crisis financiera argentina derivó ayer en violentos incidentes en varias ciudades del país. Mientras el Gobierno y las entidades financieras discuten cómo superar la congelación de depósitos y evitar una catástrofe financiera, varias sedes bancarias fueron atacadas y destruidas por grupos de parados y ciudadanos afectados por las restricciones bancarias. El Gobierno y los bancos están divididos sobre el camino a seguir. El Fondo Monetario Internacional "apoya" al Gobierno, pero no concreta ninguna ayuda específica. La Bolsa de Comercio cumple su séptima jornada sin operaciones. El dólar libre sube de 1,70 a 1,90 pesos.
En Jujuy, una manifestación de trabajadores estatales y desocupados, que agrupaba varios miles de personas, atacó y destruyó ayer las sedes de los bancos de Boston y Citibank. En Casilda, otra columna de miles de personas también hizo blanco de su furia a las oficinas de los bancos de Galicia y Credi-coop-. Los manifestantes atacaron asimismo compañías de agua, gas y otros servicios públicos.
Pero éstas fueron apenas las muestras más extremas de una innumerable cantidad de protestas populares que no cesan de crecer día a día, debido a la crisis económica y financiera que atraviesa Argentina. Los mensajes oficiales ya no alcanzan para calmar a una población harta de soportar las consecuencias de la falta de liquidez, que ha convertido a una gran urbe como Buenos Aires en una ciudad fantasma durante buena parte del día y donde circulan muy pocos vehículos y personas, a pesar de que los centros de vacaciones están ocupados por debajo del 50%.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, ha tomado buena nota de esta situación. Ayer aseguró que el objetivo de Duhalde es "cumplir con 14 millones de pobres. A ellos no se les puede hundir más, hay que prestarle atención a todos aquellos que confiaron en el sistema financiero".
Marcha atrás en los planes
En el mismo sentido habló el presidente argentino en una rueda de prensa con corresponsales de prensa extranjeros. Pero las contradicciones son flagrantes. Dos horas después de que Duhalde hablara, fuentes del Ministerio de Economía dijeron que los préstamos superiores a 100.000 dólares, que hasta anteanoche debían ser devueltos en esa moneda al tipo de cambio libre, a partir de ayer deberán ser cancelados también en dólares, pero al tipo de cambio oficial de 1,40 pesos por divisa estadounidense que marca la nueva ley. Una contramarcha que es un claro síntoma de la falta de orientación de la política oficial.
En el fondo de la semi-parálisis del Gobierno se encuentra una fuerte división en la cima del poder económico y político. Tomando nota de este estado de cosas, Moody's rebajó ayer la calificación de los principales bancos argentinos, con la única excepción de los estadounidenses. Además de los intereses encontrados de la industria y la banca, dentro de este último sector también hay diferencias.
Fuentes de las entidades extranjeras confiaron a este periódico que "hay que flexibilizar las restricciones, permitiendo retiros de dinero un poco mayores, así como la transferencia entre entidades. De inmediato debe elaborarse un Presupuesto para 2002 equilibrado y, después de todo esto, negociar una ayuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI)". Esta tesitura parece ser también la del Fondo, que ayer dio un nuevo "apoyo" a Argentina, pero sin concretar cuándo lo hará ni el monto con el que contribuirá o si finalmente éste se producirá. O sea, que cualquier ayuda concreta está lejos por ahora.
En cambio, el ala nacionalista, a la que respalda Duhalde, rechaza este camino y propugna no flexibilizar el corralito a los depósitos por temor a que el dólar libre se dispare y hunda el peso, por lo que reclama una urgente asistencia del Fondo Monetario.
Su negativa al plan anterior responde también al temor de que haya una huida de depósitos hacia los grandes bancos extranjeros y que esto termine por provocar una quiebra de los nacionales, en particular de los bancos estatales, los cuales el Gobierno no quiere privatizar como reclama el FMI y la banca extranjera.
En este contexto, y a pesar de la falta de dinero, el dólar subió ayer 20 centavos, hasta situar su cotización en torno a los 1,9 pesos. Otro claro síntoma de desconfianza del mercado y de los propios ciudadanos en el curso monetario, económico y político en el que navega Argentina.
La UE cree que las nuevas medidas son útiles, pero insuficientes
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, afirmó ayer que Bruselas considera que las nuevas propuestas económicas presentadas por el Gobierno argentino son "medidas útiles, pero incompletas", y señaló que será necesario "seguir avanzando".
La Comisión Europea debatió un informe de los comisarios de Relaciones Exteriores, Chris Patten, y Comercio, Pascal Lamy, sobre la situación de la economía argentina, sus relaciones con la europea y su impacto en la región y los países emergentes. El informe será debatido en el Ecofin del próximo 22 de enero y, en él, la Comisión intentará buscar un plan común de los Quince a la crisis argentina, informa Bernardo de Miguel.
"La preocupación fundamental es que Argentina, sobre la base de un gobierno políticamente estable, pueda definir un programa económico que le permita salir de esta situación", dijo Solbes.
Importación de carne
El comisario insistió en que "si se puede avanzar, la UE prestará todo el apoyo necesario". Como primer paso y en señal de la buena disposición negociadora de los europeos, la Comisión anunció ayer que reabrirá parcialmente el mercado europeo a la importación de carne argentina, al relajar las sanciones impuestas por el comité veterinario de la UE a esa carne como consecuencia de la fiebre aftosa.
De esta forma, desde el 1 de febrero, las importaciones a la UE de carne de vacuno "serán autorizadas desde todo el país" [Argentina], salvo las procedentes de La Pampa y Santiago del Estero. La decisión será adoptada formalmente por la UE en los próximos días.