Los gurus de Wall Street afrontan el nuevo año con mensajes de prudencia
En un clima marcado por la recesión, la guerra en Afganistán, el colapso de Enron y la crisis de Argentina, los analistas de Wall Street creen que lo mejor es apostar por empresas con sólida posición financiera y aumentos constantes de ventas y beneficio. Una receta tradicional y conservadora para un mercado que muestra tendencia al alza pero aún puede descarrilar.
El analista Jeffrey Applegate, del banco neoyorquino Lehman Brothers, acaba de publicar un informe en el que repasa las previsiones que hizo para 2001 y confirma lo que muchos inversores ya sabían: que prácticamente ninguna de ellas se ha cumplido.
Applegate dice que con ello pretende recordar a todos "lo humilde que es este negocio", y reconoce que sus cálculos habrían errado incluso si no se hubiera producido la tragedia del 11 de septiembre (algo que puede aplicarse a las predicciones de la mayoría de los gurus de Wall Street).
Para el año que empieza, el estratega de Lehman augura retornos del 15% para la renta variable y del 5% para los bonos. Su cartera recomendada destina un 80% de los fondos a acciones de empresas de consumo como AOL Time Warner, financieras (Citigroup, Goldman Sachs), grupos industriales (General Electric) y tecnológicas bien asentadas en sus respectivos negocios como IBM, Intel y Microsoft.
La mayoría de los expertos creen que los índices bursátiles de EE UU repuntarán durante el 2002, pero avisan que la mejora no beneficiará a todos por igual.
Las favoritas son aquellas empresas con una situación financiera sólida (el fantasma de la suspensión de pagos de Enron pesa con fuerza en el espíritu de todos) y que sean capaces de generar aumentos constantes de beneficio y dividendos.
"Será un año marcado por la prudencia, en el que apostar por compañías firmes, con buena liquidez y poco nivel de endeudamiento", afirma Clark Winter, jefe de estrategia de inversión global de Citigroup.
Winter confía en que las bajadas de tipos implantadas por la Reserva Federal y el plan de estímulo fiscal que prepara el Congreso de Estados Unidos terminen reactivando la economía estadounidense y dando un impulso a los resultados de las compañías.
Sin embargo, avisa que "no todos los sectores van a beneficiarse por igual. Las que mejorarán serán las que han seguido dedicándose a su negocio y tienen buenos gestores, no las que utilizan trucos financieros".
Robert Jay Perowsky, de Morgan Stanley, también cree que las bajadas de tipos impulsarán la renta variable. Pero advierte que "el momento crítico será la primavera, que es cuando los inversores esperan que se note la recuperación económica. Si esto no ocurre, entonces estaremos en dificultades".
Perowsky cita, entre las principales amenazas para los mercados, "que las bajadas de tipos de interés no tengan éxito, que haya una deflación global o que se produzcan amenazas exógenas como un nuevo ataque terrorista o un agravamiento de la situación en Oriente Próximo que interrumpa el suministro de petróleo".
Para 2002 augura "rentabilidad al alza pero limitada para las acciones", recomienda sobre todo valores de consumo y materiales básicos, y recuerda que conviene tener una cartera de inversiones diversificada.
Richard Berstein, de Merrill Lynch, también propone a los inversores, en un informe, que adopten una actitud "conservadora", que apuesten por empresas "de calidad" y que diversifiquen su cartera. Una fórmula que Merrill ya recomendó el año pasado, cuando avisó que había que recuperar "los aspectos fundamentales tradicionales de la inversión" y olvidar "el fervor especulativo" de finales de los años noventa.
Ajuste severo
Aquel fervor estuvo alentado, al menos parcialmente, por analistas como Henry Blodget, el experto en Internet de Merrill Lynch que anunció recientemente que se sumará al plan de bajas incentivadas del banco. Christine Callies, jefa de estrategia del mismo banco, también acaba de ser sustituida por Bernstein (un experto mucho menos exuberante).
Al igual que otras firmas de Wall Street, Merrill ha eliminado miles de puestos durante este ejercicio. Un ajuste tan severo y súbito que el banco no pudo distribuir la tradicional lista de expertos que suele entregar a la prensa cada fin de año.
Compras de acciones "para ganar la guerra contra el terrorismo"
Tras los atentados del 11 de septiembre, que golpearon de lleno el corazón de Wall Street, los responsables políticos y económicos de Estados Unidos lanzaron un mensaje unánime a la ciudadanía: si quiere ayudar al país, lo mejor que puede hacer es gastar dinero e invertir en compañías norteamericanas.
Un lema de marcado corte patriótico que también ha sido secundado por firmas privadas como la agencia de publicidad Doremus. La compañía ha distribuido carteles y postales en los que pide a los ciudadanos que "inviertan en nosotros" y "trabajen juntos para hacer que vuelva el mercado alcista".
En uno de ellos aparece una foto del saudí Osama Bin Laden con un cartel que dice: "æpermil;l quiere que vendas" (tus acciones). Otro presenta la silueta de un toro, que es el símbolo del mercado alcista, y afirma que "una economía fuerte significa una América fuerte".
Los inversores, que han sufrido cuantiosas pérdidas durante dos ejercicios consecutivos, se muestran bastante cautos y recelosos. Pero la firma Lipper Inc. calcula que en noviembre inyectaron 10.500 millones de dólares adicionales en fondos de renta variable.