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PRESIDENCIA EUROPEA

La fiscalidad y profundizar la liberalización, retos en energía

contar con varios años de vida, no están dando los resultados esperados. Las causas radican en la resistencia de las empresas dominantes, monopolios en algunos casos, a ceder su posición de privilegio.

El gran reto de la presidencia española en el ámbito de la energía es propiciar que se haga efectiva la liberalización del sector en toda Europa.

Aunque sobre el papel todo está dispuesto, la realidad es bien distinta. Las directivas que santifican la liberalización del gas y de las eléctricas, a pesar de contar con varios años de vida, no están dando los resultados esperados.

Las causas radican en la resistencia de las empresas dominantes, monopolios en algunos casos, a ceder su posición de privilegio.

El caso más patente es el de EDF. El gigante francés de la electricidad ya se ha visto las caras con Bruselas, que le ha obligado a abrir -bien es cierto que levemente- su mercado para dar el visto bueno a operaciones de desembarco en otros países comunitarios.

El Gobierno español siempre ha considerado vital la apertura del mercado energético francés, de ahí que impulsar la liberalización eléctrica sea una de sus prioridades en los próximos seis meses.

Ello, de acuerdo con la tesis que se defiende desde el Ministerio de Economía, debe ir acompañado de un acuerdo definitivo sobre la fiscalidad de la energía.

Otro asunto a abordar es la integración en el sistema energético comunitario de los países no europeos de la cuenca del Mediterráneo. Su peso, a través del suministro de gas mediante pactos con empresas españolas principalmente, es cada vez mayor. Ello conllevará, sin duda, una reordenación de los equilibrios políticos y económicos que el Ejecutivo español debe impulsar.

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