Aznar luchará contra la relajación fiscal que desean Francia y Alemania
La defensa a ultranza que hará Aznar de una política económica destinada a lograr cuanto antes el equilibrio presupuestario en todos los países, por entender que es la mejor fórmula para salir de la crisis, encontrará la oposición abanderada por Francia y Alemania. Los Gobiernos de las dos primeras economías de la zona euro consideran que la relajación fiscal es obligada por la pérdida de ingresos. Lógicamente influye en este comportamiento la celebración de elecciones en ambos países.
José María Aznar y su ministro de Economía, Rodrigo Rato, quieren llevar a Bruselas su política económica y expandir por toda Europa las que consideran mejores recetas para luchar contra la crisis económica mundial que azota la actividad como no lo había desde hace 30 años. Estabilidad presupuestaria y liberalización económica. Estos son los dos pilares que consideran que proporcionarán una rápida salida de la crisis, sin incurrir en desequilibrios y que garantizarán, por tanto, crecimientos posteriores más prolongados.
Al menos en los discursos el consenso sobre estos dos pilares está consolidado en Europa. De hecho, los documentos pactados en las cumbres comunitarias y en los planes de estabilidad y crecimiento de las 12 economías de la zona contienen incluso los plazos marcados para lograr los objetivos.
Pero la realidad es más cruda. La economía funcionaba como un reloj cuando en la Cumbre de Lisboa, hace ya un año, los 15 países miembros de la Unión Europea se comprometieron a poner las bases necesarias para alcanzar los niveles de competitividad de la economía norteamericana. Ahora, sin embargo, la actividad está en la cuerda flota y los escenarios presupuestarios comprometidos en el pasado pueden ser papel mojado.
Varios países de la zona euro, pero especialmente Alemania, tienen crecimientos prácticamente nulos de su producto interior bruto en la segunda mitad del año 2001 y no prevén alcanzar ni siquiera el 1% en 2002. Por ello, sus ingresos fiscales se encogen y el equilibrio presupuestario que estaba puesto como meta en el año 2004 empieza a ser una incógnita muy difícil de despejar.
Francia está en una situación muy similar y utiliza diferentes escenarios sobre la marcha de las finanzas públicas, que sólo con mucha suerte le proporcionarán equilibrio en 2004. Portugal o Italia comienzan a poner en duda que puedan llegar a la meta también en las fechas fijadas y promueven el oleaje cuando los Gobiernos de las dos primeras economías de la zona abanderan una especie de oposición a sus propios compromisos.
Alemania ha planteado abiertamente, aunque no en los foros comunitarios de forma oficial, que habría que retrasar hasta 2006 la consecución del déficit cero. Francia, Italia y Portugal ven con buenos ojos esta posibilidad, y bien podrían encontrar en los próximos meses en consenso necesario dentro de la Unión para retrasar los objetivos.
Justo esto es lo que quieren evitar Aznar y Rato, defensores a ultranza de la estabilidad de las cuentas públicas para garantizar estabilidad de precios y del resto de los desequilibrios y poder aprovechar el crecimiento cuando el ciclo dé la vuelta. Por tanto, esta es la verdadera pelea del semestre en el que España preside la Unión. Porque será en este semestre cuando los efectos de la crisis económica empiecen a aparecer: desempleo, pérdida de ingresos públicos, incrementos del gasto, etc.
Elecciones generales
Además, tanto Francia como Alemania habían planeado ejecutar sendas reformas fiscales que contenían reducciones de impuestos importantes, tanto en renta personal como en beneficios de sociedades, que difícilmente podrán aplicarse sin un cambio en los escenarios presupuestarios.
Pero tienen ambos países otra circunstancia que condiciona notablemente a todas las demás: elecciones generales. La misma circunstancia que ha bloqueado hasta ahora la liberalización de algunos mercados, por el componente nacionalista que han demostrado algunos países para oponerse a la globalización o al menos europeización de mercados energéticos o financieros.