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Las divisiones en el peronismo agravan la situación de Argentina

El sistema bancario está al borde del colapso por la creciente falta de liquidez, mientras las agudas divisiones en el seno del peronismo ponen en riesgo la celebración de las elecciones del 3 de marzo. La apertura de la Bolsa hundió las cotizaciones. El ministro de Exteriores español, Josep Piqué, reconoció ayer que las empresas españolas sufrirán por la crisis argentina, aunque aseguró que ni siquiera una devaluación hará que España revise su apuesta estratégica. EE UU sólo compromete asistencia "técnica".

Fuentes del sector aseguraron a este diario que algunos bancos menores ya están pidiendo auxilio al fondo de ayuda creado hace dos días por el banco central. Otros se preparan para hacerlo. Algún banco privado de importancia afronta dificultades de liquidez. En conjunto, la situación se agrava por horas. Ayer, por decisión de la autoridad monetaria, el público pudo cancelar pagos de créditos y otras deudas en dólares con pesos, a la paridad de uno a uno de la convertibilidad.

De esta manera se evitó un serio problema y, al mismo tiempo, se permitió que la Bolsa de Comercio reabriera sus operaciones, clausuradas desde la semana pasada. La caída del 7,82% experimentada por el índice Merval fue el reflejo de los temores por la incertidumbre que reina en el país, así como el resultado del pinchazo de los principales títulos que habían subido la semana pasada al servir como canal para fugar capitales de país.

Mientras tanto, las disputas en el peronismo se agudizan. En el entorno del presidente Adolfo Rodríguez Saá se advierte abiertamente que "se quedará hasta 2003", fecha en que vence el mandato constitucional del derrocado Fernando de la Rúa. Una postura apoyada por la banca, el ex presidente Carlos Menem y el Partido Radical, entre otros. Mientras, la mayoría de los gobernadores peronistas exigen que se respete el acuerdo de la Asamblea legislativa.

La situación parece marchar sin atenuantes hacia una desestabilización política, económica y financiera. El ministro Piqué reconoció que las empresas españolas presentes en Argentina deberán "flexibilizar" sus posturas y aceptar, con todos los sectores afectados, "pagar los costes" que la situación exige. España podría ayudar a Argentina, siempre que el país acuerde un plan "ortodoxo de largo plazo" con los organismos internacionales y éste cuente con el respaldo de Washington, agregó.

Piqué pronosticó una "crisis no de días o semanas, sino de años", aunque afirmó que una devaluación del peso no forzará una retirada de la inversión española. Desde Tejas, el presidente de EE UU, George Bush, pidió rigor fiscal y monetario a las autoridades argentinas y comprometió "asistencia técnica" si Argentina lo solicita.

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