El déficit real de la Generalitat Valenciana en 2000 fue de 165.000 millones de pesetas
Los 10.759 millones de pesetas (64,66 millones de euros) de déficit con los que el Gobierno valenciano liquidó el Presupuesto del año 2000 eran sólo una pequeña parte del exceso de gasto que registró en ese año, según el informe de la Sindicatura de Cuentas hecho público ayer.
Según el síndico, el endeudamiento neto de la Generalitat -sin contar el de las empresas públicas- fue de 85.505 millones (513,9 millones de euros), frente a los 7.500 presupuestados, lo que significa que se incumplieron las directrices del Gobierno respecto a la contención del endeudamiento. La mayor parte corresponde a la consolidación de la deuda de tesorería del año anterior que, como viene siendo habitual, transformó en deuda a largo plazo. Con ello, la Generalitat acabó el año con un exceso acumulado de 124.533 millones sobre la deuda pactada con Rodrigo Rato.
Además de endeudarse, la Generalitat utilizó otro artificio que viene siendo habitual en sus liquidaciones, como es no contabilizar todo lo gastado. En esta ocasión, sacó del Presupuesto 76.669 millones (460,79 millones de euros), casi todos correspondientes a gastos corrientes en sanidad y al gasto farmacéutico, según el síndico.
Si hubiese contabilizado estos gastos y no hubiese recurrido a más deuda de la prevista, la diferencia entre gastos e ingresos habría supuesto un déficit de 165.433 millones (casi 1.000 millones de euros).
El informe destaca el incremento del aplazamiento del gasto a ejercicios futuros, de forma que los compromisos de la Generalitat, incluida la deuda, ascendían a finales de 2000 a 1,83 billones de pesetas, un 21% más que un año antes. De ellos, 1,38 billones se tendrán que pagar después de que termine la actual legislatura.
El síndico, que alaba las buenas intenciones del Gobierno de Zaplana para ajustar la contabilidad a la ortodoxia, pone en evidencia que el Ejecutivo valenciano contabilizó como ingresos 38.345 millones que, según el Tribunal de Cuentas, no deberían figurar como tales por ser meras expectativas.