Parafly cambiará a una sede en la que puede hacer ensayos
Parafly, una pequeña empresa madrileña especializada en diseñar, fabricar y vender equipos de seguridad y defensa, va a invertir 2,4 millones de euros (400 millones de pesetas) para instalarse en una sede de alta tecnología, en la que realizará ensayos, en el parque científico de Tres Cantos, en Madrid.
Parafly surgió a partir de un modesto negocio de fabricación de tejidos deportivos y hoy diseña, fabrica y vende paracaídas, sistemas de nivelación aérea de proyectiles, chalecos antifragmentos patentados y otros dispositivos de seguridad y defensa que vende por todo el mundo.
La clave de su éxito radica en el alto componente investigador. Por eso su presidente, Víctor Alonso, está ejecutando en estos momentos una inversión de 2,4 millones de euros (400 millones de pesetas) para construir un edificio de nueva planta en la entrada del parque tecnológico de Tres Cantos, en Madrid.
El edificio promete ser lo más parecido a la casa de Ja-mes Bond, según Alonso: los componentes estéticos del mismo tienen una doble función como escenario para los más diversos ensayos. Por ejemplo, las lagunas artificiales que salpican la parcela servirán para sumergir objetos y comprobar su comportamiento, así como para recoger los prototipos que se lanzan al aire.
El edificio, que estará concluido en enero, está dotado de sendas galerías de ensayo vertical y horizontal para similares funciones.
La empresa ha absorbido la antigua cooperativa de mujeres de la localidad pacense de Zarzacapilla (600 habitantes) que antes le confeccionaba paracaídas a Parafly. Casi todas las ex cooperativistas son ahora empleadas de Parafly.
Víctor Alonso asegura que los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos no han beneficiado a su negocio. "Se ha disparado la demanda de la materia prima con la que hacemos los chalecos antifragmentos por parte de las grandes industrias de armamento y en esa tesitura los fabricantes no nos venden a las pequeñas compañías, apenas podemos fabricar", dice.
Su actividad no se resiente debido a que produce gran diversidad de artículos y a que la demanda de paracaídas (de los que tiene patentados modelos de alta velocidad para usos militares) marcha a un ritmo aceptable. Parafly factura 500 millones de pesetas y emplea a 80 personas.