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Los Quince buscan hoy en Laeken un pacto sobre el modelo político de la Unión

Los líderes europeos buscan desde hoy a la sombra del Atomium un acuerdo sobre el modelo político hacia el que se debe encaminar la Unión Europea.

Junto al recinto bruselense de la Exposición Universal de 1958, y en concreto en el Palacio Real de Laeken, los primeros ministros deben consensuar una declaración sobre el futuro de la Unión que marque los trabajos de la próxima reforma institucional.

Bélgica, que preside la UE este semestre, pretende dar al texto un claro sesgo federalista que agrada a Alemania, pero inquieta sobremanera a España, Francia y Reino Unido.

La reforma se iniciará el próximo mes de marzo, ya bajo presidencia española. Una convención, formada por el parlamento europeo y los parlamentos nacionales, representantes gubernamentales y la sociedad civil, deberá preparar los debates durante más de 14 meses.

En 2004, los Estados miembros rematarán la labor de ese foro en un nuevo tratado que podría ser ya una Constitución europea. La nueva UE delimitará también claramente las competencias entre los Estados miembros y las instituciones comunitarias como la Comisión Europea.

El Consejo Europeo debe decidir este fin de semana la presidencia de esa convención. Entre los aspirantes suenan el ex presidente francés, Valéry Giscard D'Estaing; el ex primer ministro belga, Jean Luc Dehaene, y el ex primer ministro italiano, Giuliano Amato (que cuenta con el apoyo de José María Aznar). No se descarta, sin embargo, que algún país presente alguna otra opción en las próximas horas.

Pero sobre la mesa del Consejo Europeo planean también un sinfín de expedientes que a lo largo del año los diferentes ministros han sido incapaces de resolver, desde la patente comunitaria (bloqueada por España) hasta el proyecto de satélites Galileo (que defienden España y Francia casi en solitario).

Los Quince deben decidir además la ubicación de las nuevas agencias europeas, entre las que destaca la encargada de la seguridad alimentaria. Barcelona compite contra Helsinki, Parma y Lille, entre otras. La candidatura española parte con la desventaja de contar ya con varias agencias europeas, mientras que no existe ninguna en Finlandia.

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