El Pentágono despliega más de 1.000 marines
Agencias Washington / Kabul Estados Unidos está realizando el mayor despliegue de efectivos en Afganistán para asegurar la toma de Kandahar y poner así fin a la resistencia talibán en el país. Con ello se daría entrada a una fase "mucho más peligrosa", según las propias palabras del presidente George Bush, que se dirigiría a la captura de Osama Bin Laden y los dirigentes de su red terrorista, Al Qaeda.
El Pentágono anunció ayer que alrededor de unos 500 marines habían tomado posiciones en un aeródromo cercano a Kandahar, ciudad al sur del país, y que en los próximos días se desplazarán a la zona otros 1.000 soldados.
El control de Kandahar resulta decisivo porque, como ocurrió con Mazar-i-Sharif, allí se concentran las rutas que conducen a Irán y Pakistán y, por el norte, hacia Kabul y Uzbekistán. La Alianza del Norte ha descartado reforzar con sus efectivos esta ofensiva para concentrar sus fuerzas en el control definitivo de Kunduz.
Los talibanes se declararon ayer dispuestos a "luchar hasta la muerte" en Kandahar, ciudad que aseguraron sigue bajo su control y afirmaron que el líder espiritual, el mulá Mohammad Omar, estaba al frente de las tropas en el bastión del sur.
Washington y Londres reconocieron ayer oficialmente los primeros heridos en la ofensiva afgana, con cinco heridos en el caso estadounidense y cuatro en el británico, como consecuencia de los errores cometidos por su propia aviación ante las revueltas que se iniciaron el domingo en una prisión de Mazar-i-Sharif y que se saldaron con la muerte de, al menos, 600 integristas.
Las autoridades estadounidenses ya empiezan a advertir que la próxima fase, la captura de Bin Laden y los líderes de Al Qaeda, supondrá un "sacrificio" de vidas de soldados estadounidenses.
En las últimas jornadas, EE UU ha empleado 110 aviones y se ha concentrado en las unidades militares y de transportes de talibanes que en estos días abandonan sus posiciones y se concentran en reductos.