La seguridad de los aeropuertos de EE UU pasa a ser pública
La seguridad privada pierde terreno en EE UU después de los atentados del 11 de septiembre. Ayer el Congreso y el Senado llegaron a un principio de acuerdo sobre la seguridad en los aeropuertos por el que se destina a funcionarios federales a las labores de vigilancia, que quedan así bajo su responsabilidad.
Este preacuerdo, que estará vigente durante dos años, acaba con una pugna entre los defensores de la autoridad estatal y los partidarios de los actuales acuerdos de las aerolíneas con compañías de seguridad privada como la británica Securicor o la sueca Securitas. Una vez ganada la batalla por los defensores de un mayor papel del Estado en las labores de policía, el acuerdo prevé la creación de una nueva Agencia de Seguridad del Transporte, que estaría adscrita al Departamento de Transportes (equivalente a un ministerio español).
La versión final de esta legislación se vota hoy y en ella se estipula una cierta flexibilidad a la hora de aplicarla en los distintos aeropuertos dependiendo de las necesidades de cada aeropuerto. No obstante, hay líneas generales de obligado cumplimiento en todos y cada uno de los aeródromos; una de ellas se refiere a la obligación de revisar todas las maletas que se facturen, algo que se iría implantando de forma progresiva, "en la medida de que sea posible".
Otro de los capítulos contempla la obligación de considerar tripulación a militares en "vuelos de alto riesgo" (que será determinado por el Departamento de Transportes). Los militares pueden ser enviados ocasionalmente en otros vuelos normales como medida de precaución tomada aleatoriamente.
Pero estas medidas extras de seguridad no son gratis y el acuerdo de las Cámaras es comprensivo con los aeropuertos. Sus autoridades tendrán derecho a subir las tasas a los pasajeros para poder hacer frente a estas medidas.
Este acuerdo significa ir más allá de las primeras propuestas del presidente, George Bush, que quería que la seguridad pública llegara a los pequeños aeropuertos mientras que la privada se mantuviera en los grandes.