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Sabena se declara en quiebra y deja en tierra a 30.000 pasajeros

La aerolínea belga Sabena se rindió ayer a la crítica situación financiera que atraviesa y se declaró en quiebra. La aerolínea suspendió todos sus vuelos (160 diarios), lo que dejó en tierra a cerca de 30.000 pasajeros y prácticamente paralizó el aeropuerto de Bruselas. Sabena tiene unos 12.000 empleados.

La aerolínea belga, que estaba en suspensión de pagos desde comienzos de octubre, decidió a última hora de la tarde de ayer presentar la quiebra, según el presidente de la compañía, Fred Chaffart. La empresa suspendió todos sus vuelos después de que los empleados encargados de la facturación de equipajes en el aeropuerto de Zaventem (Bruselas) abandonasen sus puestos, lo que generó un enorme conflicto con los cerca de 30.000 pasajeros que transporta a diario la aerolínea.

La medida de los trabajadores se produjo después de que miembros de la dirección se reuniesen por la mañana con los sindicatos y les informasen de que la quiebra de la compañía iba a ser presentada después de que la aerolínea británica Virgin Express diese por cerradas las negociaciones que mantenía con Sabena para convertirse en socio financiero de la compañía belga.

La aerolínea inició ayer gestiones para trasladar a los viajeros a aeropuertos como el de Lieja, desde donde ayer todavía se mantenían las salidas de vuelos. La quiebra de Sabena deja en una situación de incertidumbre el futuro que espera a los cerca de 12.000 empleados que tiene la compañía.

El cese de actividad de los 87 aviones que componen la flota de Sabena, que inicialmente sólo estaba previsto para la jornada de ayer, podría ampliarse una vez que la dirección presentó ayer la declaración de quiebra, que será sometida a la aprobación del consejo de administración de mañana, jueves.

El Estado belga controla un 50,5% del capital de Sabena, mientras que el 49,5% restante está en manos de la aerolínea suiza Swissair, que, precisamente, presentó quiebra el mes pasado y transfirió toda su actividad a su filial Crossair, que se hizo cargo de los pasajeros, vuelos, aviones y derechos de despegue y aterrizaje (slots, según se denominan en inglés).

Precisamente entre las posibilidades que comienzan a abrirse para dar solución a la crisis generada por la previsible quiebra de Sabena figura una medida similar a la que aplicó Swissair.

Sin embargo, la Comisión Europea (CE) considera que la transferencia de esos derechos de una aerolínea a una filial, que en el caso de Sabena sería la aerolínea belga de vuelos internos DAT, debe ir acompañada de la compra de los aviones que van a emplear y la filial debe hacerse cargo, en parte o en su totalidad, de la actividad de la matriz.

Reparto de "slots"

Pero la postura de la CE es aún más firme con el traspaso de los slots. En el caso de que se produzca la quiebra, la aerolínea debe ceder esos derechos para que sean distribuidos entre otras aerolíneas.

El pasado 17 de octubre la CE autorizó al Gobierno de Bélgica a aportar 125 millones de euros (20.798 millones de pesetas) a Sabena en un crédito puente que no debería ser empleado para recapitalizar la empresa, sino para hacer frente a los costes generados por los atentados de septiembre en EE UU.

El portavoz de la CE, Gilles Gantelet, aseguró ayer que "lo más importante no es saber quién ha autorizado ese crédito puente que está siendo empleado por Sabena, sino saber en qué condiciones se ha aprobado".

La crisis que, previsiblemente, se llevará por delante a la belga Sabena, se deriva de la que atravesó en verano su accionista Swissair, quien declinó hacer frente a sus compromisos de aportar fondos para recapitalizar la empresa.

La caída de la demanda en el negocio del transporte aéreo, agudizada a raíz de los atentados del pasado 11 de septiembre, ha dado el golpe de gracia a Sabena.

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