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ACTIVIDAD Y EMPLEO

El consumo y las exportaciones enfrían el crecimiento hasta el 2,5

El crecimiento del PIB se desaceleró hasta el 2,5% en el tercer trimestre del año, según previsiones del Banco de España. El consumo privado se frenó por debajo del 2,5% y la demanda neta exterior volvió a tasas negativas.

La economía española siguió perdiendo fuelle en el tercer trimestre del año. El producto interior bruto (PIB) creció un 2,5% en ese periodo, frente al 3% del segundo trimestre, el 3,4% del primero, y el 4% de hace sólo un año, según estimó ayer el Banco de España en su último boletín económico.

A falta de conocer los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, la economía sigue creciendo por encima de la media comunitaria, pero navega ya medio punto por debajo de la previsión del Gobierno (revisada dos veces a la baja) para todo el año, cifrada en el 3%. De julio a septiembre, la actividad mantuvo la senda descendente iniciada ya el pasado ejercicio. Las exportaciones y la inversión en bienes de equipo son los dos agregados en los que más se está notado el deterioro. Las exportaciones han reducido su tasa de crecimiento interanual, hasta situarla ligeramente por encima del 3%, provocando que la demanda exterior neta deje de ser un factor impulsor del crecimiento económico. De hecho, la entidad que dirige Jaime Caruana estima que ésta "ha restado en el tercer trimestre un par de décimas porcentuales al PIB", frente a la contribución positiva de los meses anteriores.

La demanda interna continúa también en clara fase descendente, "con un crecimiento del orden del 2,6%". No obstante, dentro de la demanda interna, el consumo y la inversión en construcción, siguen siendo las variables que sustentan el crecimiento de la economía española, si bien con tendencias diferentes. Mientras que el Banco de España prevé que el consumo privado se haya desacelerado nuevamente, "hasta situarse por debajo del 2,5%" en el tercer trimestre, la inversión en construcción podría haberse mantenido estable, en torno al 5,8%.

De cara a los próximos meses, el comportamiento del consumo es vital para comprobar el impacto real de los atentados terroristas del 11 de septiembre. "Parece razonable esperar que, al igual que en otras economías, se resientan los niveles de confianza de consumidores y empresarios. Sin embargo, el comportamiento relativamente favorable de los mercados de valores en estas últimas semanas podría ser el indicio de una cierta serenidad, dentro de la inevitable incertidumbre", advierte.

Familias y empleo

No es fácil aventurar la evolución del consumo a corto plazo. De hecho, los factores que determinan las decisiones de gasto de las familias están teniendo un comportamiento dispar. Mientras que la renta disponible registra tasas de crecimiento real notables, aunque con tendencia a la desaceleración, los consumidores están tratando de recomponer sus tasas de ahorro, ante el descenso del valor de su riqueza financiera -por la caída de las Bolsas- y la mayor incertidumbre sobre el comportamiento de sus ingresos en el futuro.

Al mismo tiempo, la compra de viviendas se está viendo impulsada por su alta rentabilidad frente a otras inver-siones de carácter financiero, en un contexto de bajos tipos de interés reales, que favorece el endeudamiento.

Para que la desaceleración no se acentúe, la autoridad monetaria cree vital que la economía "mantenga la intensidad en la generación de empleo de los últimos años", algo que parece truncarse a juzgar por los últimos datos sobre paro registrado. Sólo con empleo se mantiene el consumo, y por ende, el crecimiento. El Banco de España receta, al mismo tiempo, que los salarios ajusten su ritmo de aumento a la situación de las empresas y "dejen de incorporar aumentos transitorios de la inflación". Precisamente uno de los aspectos positivos del menor vigor de la demanda es el comportamiento de los precios, cuya tendencia alcista se ha invertido en los últimos meses.

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