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El relevo en la cúpula da alas a Ericsson a pesar de las pérdidas

En medio de la fuerte crisis que azota al sector de los fabricantes de equipos de telecomunicaciones también hay espacio para la esperanza. Ericsson superó ayer con tremendo éxito en la arena bursátil la publicación de unas pérdidas trimestrales de 69.938 millones de pesetas (420,34 millones de euros). La cifra es superior a la calculada y la previsión es que los números rojos sean mayores en el cuarto trimestre.

La buena noticia, por supuesto, no estaba en los resultados, sino en las medidas que acompañaron al anuncio. Ericsson ha nombrado un nuevo presidente, Michael Treschow, que será el encargado de conducir al mayor fabricante mundial de redes de telefonía móvil a través de una tormenta que dejará en la compañía las primeras pérdidas anuales en medio siglo. En su nuevo puesto, Treschow, de 58 años de edad, sustituirá a Lars Ramqvist en la máxima responsabilidad de Ericsson y la Bolsa lo premió con un subida del 11%. Y es que el nuevo presidente es conocido en su país como Mike the Knife (Mike el Cuchillo), por su pasado en Electrolux, donde recortó plantilla e implantó un profundo plan de ahorro de costes. Eso es lo que esperan los inversores de él en Ericsson, que acelere el recorte de costes para volver a la rentabilidad.

Tanto Treschow como Ramqvist llevan dos décadas trabajando para empresas controladas por la todopoderosa familia sueca Wallenberg, quien tiene un asiento en el consejo de una de cada tres empresas que conforman el índice selectivo del mercado de Estocolmo. A través de su holding inversor, Investor, la familia controla el 39% de los derechos de voto de Ericsson y el 22% de Electrolux.

En estos momentos, el fabricante de redes celulares está llevando a cabo una reducción de plantilla de 22.000 empleados, que le permitirán ahorrar 123.270 millones de pesetas (740,87 millones de euros) este año. Para el ejercicio que viene, la cifra prevista de ahorro es de 669.180 millones de pesetas.

Ericsson no tiene previsto hacer más recortes de empleo, según aseguró ayer el consejero delegado, Kurt Hellstroem, a Bloomberg. También aseguró que la meta es conseguir cash flow (flujo de caja) positivo para el año, de forma que no necesitarán apelar al mercado ni a los bancos para obtener más financiación. En palabras de Hellstroem: "La situación está bajo control".

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