Amnistía Internacional denuncia los abusos en la zona
Las malas perspectivas económicas que se prevén en todo el mundo para los próximos meses perjudicarán la cotización del crudo, tal y como ya se está viendo en el mercado, donde el barril de brent, indicador europeo, no se despega de los 22 dólares, cinco dólares menos que antes de los atentados.
Amnistía Internacional (AI) ha elaborado un informe en el que constata que Asia central "está al borde de una crisis de derechos humanos" y subraya que "la guerra contra el terrorismo" no debe ser un pretexto para "socavar el respeto" de esos derechos.
En el informe, publicado el pasado jueves, AI aborda la situación en Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán, la presión que ejerce China sobre estos tres países y la persecución que sufren los uigures, una etnia de religión predominantemente musulmana situado en la región autónoma china de Uigur.
Asimismo, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán han cerrado sus fronteras con Afganistán por temor a una ola de refugiados afganos que huyen de los ataques de Estados Unidos contra el régimen talibán, por proteger al terrorista saudí Osama Bin Laden, principal sospechoso de los atentados en Nueva York y Washington.
AI denuncia en su informe que la represión contra partidos de oposición islámicos prohibidos en Uzbekistán ha provocado detenciones de presuntos simpatizantes de dichas organizaciones políticas.
Represión a musulmanes
En ese país "miles de devotos de la fe musulmana" están cumpliendo largas penas de reclusión tras haber sido declarados, en "juicios injustos", culpables de pertenecer a un partido ilegal, de la distribución de literatura religiosa ilegal y de actividades contra el Estado, según el informe de AI.
En cuanto a Kirguizistán y Tayikistán, la organización de defensa de los derechos humanos expresa su creciente preocupación por el aumento de detenciones de presuntos miembros del Partido de la Liberación (Hizb ut Tahrir) y otras organizaciones islámicas prohibidas.
En el caso de China, AI ha denunciado en repetidas ocasiones los abusos de derechos humanos en Xinjiang, que pasan por restringir la libertad religiosa, detenciones arbitrarias y ejecuciones sin proceso legal. La semana pasada fueron detenidos en esta región 210 personas acusados, ahora, de colaborar con el terrorismo, la nueva escusa de moda.
Bajo ese paraguas, Pekín alberga ahora a todos los movimientos separatistas que alberga su amplio territorio y extiende sus acusaciones al Tíbet y Taiwan.