El caso Gescartera relega el pacto sobre cuotas participativas
Las cajas de ahorros han perdido la esperanza de contar en los próximos meses con una norma que agilice la emisión de cuotas participativas. El caso Gescartera ha paralizado cualquier acuerdo entre el PP y el PSOE en materia de cajas. Estas entidades temen que el retraso pueda terminar en un olvido sine die de este instrumento.
Las cajas de ahorros han empezado a perder la esperanza de contar en los próximos meses con una normativa que les permita agilizar la emisión de cuotas participativas (instrumento similar a las acciones, pero sin derechos políticos).
La razón: el caso Gescartera, según explican fuentes de estas entidades, que añaden que, de momento, y hasta que no finalice la comisión de investigación parlamentaria de Gescartera, no esperan que los partidos políticos, sobre todo PP y PSOE, retomen las negociaciones para consensuar una normativa sobre cajas de ahorros, que no tiene por qué estar incluida en la Ley Financiera.
Estos dos partidos políticos habían llegado antes del verano a la conclusión de la necesidad de agilizar la regulación sobre cuotas participativas, para que aquellas cajas que lo deseasen pudieran lanzar este instrumento que computa como recursos propios.
Las diferencias en los planteamientos entre los dos grupos políticos eran asumibles, razón por la que esperaban que en septiembre u octubre pudiera estar redactado un de real decreto para resolver las lagunas existentes en estos momentos sobre la emisión de cuotas participativas. Lo mismo esperaba Caixa Galicia, primera caja en anunciar sus intenciones de lanzar cuotas participativas.
De hecho, su director general, José Luis Méndez, anunció en junio pasado sus intenciones de realizar una emisión de cuotas participativas en septiembre por un importe de 25.000 millones de pesetas, ampliable a 30.000, a un tipo de interés del 6%. El mes de septiembre ha pasado y, de momento, no parece que Caixa Galicia vaya a realizar esta emisión a corto plazo.
Fuentes de las cajas de ahorros mantienen que este retraso en la regulación de las cuotas participativas puede derivar en un parón sine die, ya que consideran que era ahora el mejor momento para su lanzamiento.
"Llevamos muchos años dando vueltas a este instrumento. Varias cajas habían realizado estudios para su emisión, que auguraban una positiva acogida. Además, algunas cajas tienen muy limitadas ya otras vías de emisión para fortalecer sus recursos propios (deuda subordinada o participaciones preferentes), razón por la que apoyaban un rápido consenso político para poder emitir cuotas participativas", afirma un alto directivo de una caja.
Las mismas fuentes recuerdan que ahora se daban las condiciones idóneas para su lanzamiento. La evolución de los resultados de las cajas es positiva; hasta que saltó el caso Gescartera existía un clima político propicio en materia de cajas para modificar algunos aspectos técnicos que facilitaba un rápido acuerdo en esta materia; y el sector de las cajas está saneado. Además, recuerdan que en unos años (en 2005), entrarán en vigor las nuevas exigencias de capital y recursos propios de Basilea II, lo que supone, en principio, un aumento en las necesidades de fondos propios, por lo que las cajas querían estar preparadas. Y las cuotas participativas formaban parte de los planes de estas entidades para mejorar su solvencia.
Otro inconveniente que argumentan fuentes del mercado es que los resultados del sector financiero serán peores a lo previsto, lo que tendrá su influencia en la remuneración de las cuotas, lo que hace que un producto novedoso pierda atractivo.