Expertos y políticos discrepan sobre el plan de estímulo a la economía de EE UU
Los congresistas de EE UU están haciendo todo lo posible por mostrar un frente unificado ante la crisis. Pero lo cierto es que demócratas y republicanos tienen serias discrepancias sobre qué medidas de estímulo necesita la economía. Y los expertos privados tampoco parecen ponerse de acuerdo a la hora de dictar una receta.
Los congresistas estadounidenses están de acuerdo en que la bajada de impuestos de 1,35 billones de dólares aprobada este verano ya no será suficiente para evitar (o amortiguar) la recesión. Pero siguen muy divididos sobre qué medidas de estímulo son las más adecuadas.
Algunos republicanos proponen un recorte en los impuestos sobre el rendimiento del capital . Pero esta idea ha sido desaconsejada incluso por algunos de sus tradicionales defensores, como el banquero central Alan Greenspan.
Durante la primera semana de actividad bursátil tras la ofensiva terrorista, desaparecieron del mapa 1,4 billones de dólares (más de 252 billones de pesetas). Y la pérdida acumulada en Wall Street desde marzo del 2000 ronda ahora los 8 billones de dólares. Bajando los impuestos sobre rendimientos del capital, EE UU corre el peligro de animar a los inversores a vender acciones cuando los precios están ya por los suelos.
Otros congresistas prefieren que se recorten los impuestos a la actividad empresarial. Una postura apoyada de pleno por la Asociación Nacional de Manufactureras (un sector que lleva un año en recesión) y vista con buenos ojos por el secretario del Tesoro, Paul O'Neill (que era empresario del aluminio antes de entrar en la Administración).
Pero el economista Alan Blinder, un profesor de la Universidad de Princeton que fue vicepresidente de la Reserva Federal, cree que esto dañaría las perspectivas de superávit fiscal a largo plazo. Blinder propone como alternativa que los Estados supriman durante un año sus impuestos sobre ventas minoristas (IVA) y que el Gobierno federal les reembolse ese dinero perdido.
Dinero para todos
Algunos demócratas creen que lo que de verdad necesita el país es otra bajada de los impuestos sobre la renta que ponga más dinero en los bolsillos de los ciudadanos.
Además, quieren que este recorte beneficie a más ciudadanos que el aprobado este verano. Entonces se quedaron fuera 34 millones de familias que no ganan lo suficiente como para tener que pagar impuesto de la renta federal, pero sí pagan cotizaciones sociales para la Seguridad Social y el seguro médico Medicare. Y algunos, como el senador Edward Kennedy, también quieren aprobar una extensión del subsidio de paro y un aumento del salario mínimo.
Muchos de estos legisladores criticaron duramente la bajada de impuestos de George Bush aduciendo que pondría en peligro el superávit fiscal.
Pero eso fue antes de la ofensiva terrorista que ha colocado al país en una situación de emergencia política y militar. El debate sobre el futuro de las pensiones ha desaparecido y el Capitolio parece dispuesto a gastar hasta el último céntimo ingresado.
Algunos como el senador Martin Feldstein, profesor de economía de Harvard y presidente del Comité de Asesores Económicos durante el gobierno de Ronald Reagan, prefiere que el Congreso no apruebe ninguna medida de estímulo al menos en un par de meses. En ello coincide con Greenspan. El banquero ha pedido a los legisladores que se tomen algún tiempo para evaluar los daños sufridos con la ofensiva y calcular bien las medidas de estímulo que son recomendables y que no pongan en peligro la estabilidad económica futura del país.
Feldstein cree que la bajada de impuestos aprobada durante el verano, el dinero entregado por el Congreso tras los atentados (15.000 millones de dólares para las aerolíneas y 40.000 para el fondo de reconstrucción) y la acelerada bajada de impuestos orquestada por la Reserva Federal, serán suficientes para que la economía pueda crecer más de un 3% en la segunda mitad del 2002.
Prácticamente todos los economistas privados creen, además, que la Reserva Federal volverá a bajar mañana los tipos de interés interbancarios (que en el último año han pasado del 6,5% al 3,5%). Y Greenspan está dispuesto a dar su bendición a un paquete de estímulo que ronde los 100.000 millones de dólares (siempre y cuando dicha cifra incluya el dinero ya aprobado y cualquier otro aumento de gasto o recorte de impuestos).
Pero otros economistas como Wynne Godley, del neoyorquino Bard College, creen que serán necesarios más de 300.000 millones de dólares en los próximos dos años. ¿Cómo llegan a esa cifra? Incluyendo importantes aumentos del gasto público en infraestructuras, seguridad, educación, cobertura sanitaria y en el seguro de desempleo.