Los refugiados afganos, ante el peor invierno de su historia
Miles de afganos tratan de entrar en Pakistán a través de las montañas, según la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (Acnur). Pero el organismo teme que en los próximos días una verdadera avalancha humana huya de Afganistán buscando refugio en el país vecino. La llegada de la lluvia y la nieve en noviembre complicará de forma trágica la ayuda humanitaria.
Hace casi un año, el 11 de noviembre de 2000, la organización internacional Human Rights Watch hizo un llamamiento urgente para que el Gobierno de Pakistán reabriera sus fronteras a los refugiados de Afganistán. El país vecino declaró entonces que era incapaz de absorber los 30.000 refugiados que huían de los talibán y de la guerra contra el grupo opositor, Frente Unido.
Si la situación era dramática en aquellas fechas, ahora, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre y la amenaza de guerra, es todavía peor. Las organizaciones humanitarias tuvieron que abandonar sus trabajos en Afganistán tras los atentados. Y cuando lleguen las primeras lluvias de noviembre la situación será, como ha dicho el coordinador regional de la ONU, Michael Sacket, "absolutamente terrorífica".
En la última semana, entre 10.000 y 20.000 refugiados afganos han conseguido entrar en Pakistán, según las organizaciones humanitarias que operan en la zona, por algún punto entre los 2.200 kilómetros de línea fronteriza entre los dos países. A pesar de que, en teoría, las fronteras de la región están cerradas.
Pero Acnur teme que en los próximos días hasta un millón y medio de personas huya de Afganistán en dirección a Pakistán. Y aun siendo terrible este escenario, hay uno peor: que no lleguen. Eso significaría que se les impide el paso, ha remarcado Michael Sacket.
¿Cómo van a hacer frente Pakistán y la comunidad internacional a este movimiento de personas? El portavoz de Acnur, Ron Redmon, explicó el viernes que los que han encontrado una vía para introducirse en Pakistán no llaman la atención de las organizaciones humanitarias para que no se cierre ese paso. La mayoría son mujeres y niños, el 70% de la población afgana. Los hombres vuelven a sus casas en Afganistán una vez que dejan a sus familias a salvo en casas de parientes, amigos o campos de refugiados.
Redmon advirtió también que los precios de los alimentos se han duplicado y que bandidos extorsionan a los refugiados para dejarles pasar, informa Efe. Acnur estima en 45.360 millones de pesetas (272,6 millones de euros) los costes necesarios para hacer frente a la crisis prevista.
Dos décadas de éxodo
En los últimos 20 años, 3,7 millones de afganos se han desplazado a países vecinos -1,5 a Irán y dos a Pakistán-, huyendo de los conflictos bélicos que han asolado el país, según Human Rights Watch.
La organización subraya que las condiciones de vida en Afganistán son "deplorables" y que el Programa Mundial de Alimentos estima que en el país sólo hay ayuda alimentaria suficiente para dos o tres semanas más. Si hace un año Pakistán parecía incapaz de hacer frente a sólo 30.000 refugiados, la llegada masiva de nuevos afganos, con la del invierno, dibuja un escenario escalofriante.
Gestión civil afgana para la ayuda europea
Tras los atentados terroristas contra Estados Unidos el pasado 11 de septiembre, los miembros de Acnur, del Programa Mundial de Alimentación (PAM) y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se vieron obligados a abandonar Afganistán, donde llevaban años proporcionando ayuda humanitaria.
Por esta razón, los 665 millones de pesetas (cuatro millones de euros) que la Comisión Europea aprobó el viernes enviar como ayuda de emergencia a los refugiados afganos serán gestionados por el personal local, civiles afganos, que trabaja en las agencias de los organismos humanitarios en Afganistán, informa Efe. Durante este año, la Comisión Europea ya ha concedido 23,3 millones de euros al país.
La Comisión Europea anunció además que está preparando una petición al Consejo de Ministros de la UE y al Parlamento Europeo de 25 millones de euros, de la reserva presupuestaria de la UE, para afrontar un posible recrudecimiento del conflicto.